1. Tragedia Regia (4)


    Fecha: 10/08/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... madres de familia normales, iba en el asiento de una lujosa camioneta, (asiento que por sí solo debía costar mucho más dinero que toda nuestra sala completa) tirada de panza con su cabeza metida entre las piernas del vaquero ese, haciendo patitos con la vergonona de ese huey en su boquita, mientras él manejaba y tomaba cerveza rumbo a un hotelazo que cuesta la noche una quincena de mi sueldo. Chinguen a su madre los dos!
    
    A la hora volvió a sonar el teléfono.
    
    Sin siquiera fijarme en que mis hijos me podrían escuchar le rayé toda su pinche madre y la maldije a gritos, llorando, atacado de impotencia y desesperación, enloquecido de celos, de alcohol y de amor por ella. No me oyó, ya me había colgado. Ni siquiera volvió a preguntar por sus niños, maldita perra estaba emocionada con el lujo del hotel y con el macho que se estaba preparando para cenársela. Así se iniciaba la primera noche de muchas, donde yo estaba esperándola en nuestra casa mientras ella estaba con otros batos encerrada en un motel, u hotel, como esa maldita ocasión.
    
    Ya no habló. Ni siquiera llegó en toda la noche. Me quedé dormido, completamente borracho, pedísimo que me puse! Amaneció Dios y ella, ni sus luces. Yo despaché a Dieguito y a Mandy a la escuela y me fui a mi trabajo. Desde temprano le marqué a su celular, lo traía apagado. Hasta las 10 de la mañana la pude localizar en su oficina.
    
    Le dije a mi jefe que necesitaba el día y me lo dio sin hacerla mucho de pedo. Manejé inquieto. Me urgía ...
    ... saber qué había pasado esa nochecita de marras.
    
    Cuando llegué ella ya estaba allí. Ya se había desvestido y estaba recostada sobre la cama, desnuda completamente, oyendo música. Eran las 11 de la mañana, todavía faltaban como 2 horas para que llegaran nuestros hijos.
    
    Se abrió de piernas y me enseño la vagina, abriéndola con sus dedos. Sumamente irritada. Muy roja e hinchada. – Y mira!, me dijo poniéndose de lado y enseñándome su culito abriéndose la nalga con una mano. También lo traía muy maltrecho. – Este sí me duele, me escuece y me arde papi. En la chochita sólo traigo sensación, has de cuenta que todavía la siento adentro; pero la colita sí me duele, mi vida. Es que casi me la mete toda. Nos pusimos bien locos de calientes y no me medí. Es que, no te vayas a enojar, mi vida, pero me eché mis cervecitas. No me compró sodas, puras Tecates, y bueno, pos me tomé como 5 ó 6, me puse pedita, cielo. Me perdonas, verdad?
    
    Se recostó boca arriba con las piernas bien abiertas, forzando sus labios vaginales con sus dos manos, para que se abriera al máximo su chocho. Y ahí voy... como clavadista, de cara directo a sus entrepiernas, ya hasta con mi lengua de fuera, como un pinche vil perro sediento. Ha limpiar con fruición lo que el otro dejó, a curar con la humedad de mi boca y lengua los daños que el rugoso garrote de ese infeliz, provocaron con sus metidas y sacadas. En mi lengua sentía el sabor de sus heriditas e irritaciones. Hasta parecía que le había limado ese jijo, con ...