ENSEÑANZA PRIVILEGIADA - Relatos Eróticos

ENSEÑANZA PRIVILEGIADA

... querés “conversar”! ¡Te la querés coger!
-¿Vos que sabés?
-Siiii…, lo sé…, porque te conozco…, ¡y conozco a mamá! Te aviso… ¡pero tenés que venir cuando YO esté sola…!
-Te prometo que si, que iré sin falta…, pero ahora tengo otra alumna…
-¡Aaaahhhh…! ¡”Alumna”! ¡Jajaja! ¡Menos mal que yo fui primera…!
-¡Siempre lo serás! Ahora tengo que atender a una alumna del secundario…
-¿Del secundario? ¡Jajaja! Seguro que tiene tetitas…
-Pero no tiene tus hermosos pezones…, ni tu extraordinario culito…
-¡Mentiroso! Lo decís para conformarme… Pero no te molesto, te dejo…
Al fin, Ofelia dejó libre la cancha para el próximo partido…, que voy a jugar con una belleza de segundo año del liceo. Alta, de 1,70 aprox, y un desarrollo hacia los laterales impresionantes: ¡no es menos que 90-60-90… en segundo año!
Su mirada y sonrisa lo dicen todo…, cuando habíamos entrado y ya la madre no estaba a la vista… ¡La nena tenía “segundas intensiones”!
-¿Te parece que en el sofá estaremos más cómodos? – Fui derecho al grano.
-Si, por supuesto. – No tuvo la menor duda.
Como es clásico, no solamente para mí, el sofá está preventivamente cubierto por una tela absorbente que impide el paso de “fluidos extraños”. 
Nos sentamos, con absoluta normalidad, y empecé una conversación que seguramente aburriría a la nena muy pronto: como andaba en la escuela…
-Morena es tu nombre ¿no? ¿Y no viniste a hablar de cosas sin “importancia…” ¿no? – Sé cuál es la respuesta…
-Por supuesto… ¡mamá me tiene harta ...

... con eso!
-Y…, tus amigos y compañeritos… ¿te atienden bien?
-¡Son unos estúpidos! ¡Ninguno sabe nada! – Muy explícita la nena.
-Y… ¿qué tendrían que saber?
-Y…, por lo menos…, como tratar a una mujer…
-¿Te tratan mal?
-Y…, usted sabe…, no se puede dejar a… la pareja…, digo… sin… adecuado… final… - Creo que estaba por decir “placer”, pero se contuvo; ¡no quiere ser demasiado explícita…
-Estás hablando de la comprensión y el placer que toda mujer tiene que tener ¿no?
-Si, eso quise decir…
-Te entiendo perfectamente, tesoro… - La miré y sonreí. Me miró a los ojos y sonrió también. 
No tuve dudas. Pasé mi brazo sobre su hombro y atrayéndola sobre mí, posé mi mano sobre la teta que tengo más cerca. La nena me miró y volvió a sonreír…
Me incliné hacia ella, con la otra mano tomé la otra teta y la besé, abriéndole los labios y jugando con su lengua. Ella no estaba muy al tanto de estos besos, pero me dejó hacer. Luego de un par de minutos, teniéndole las tetas y luchando con su lengua, correspondió a mi estilo y su lengua se convirtió en parte de la erótica lucha. Solté una teta, tomé su mano y la llevé a mi bulto. Se la refregué contra mi pija, duramente aprisionada por el pantalón…
Solté su mano para desabrocharme. Morena no la retiró; siguió agarrando el bulto. ¡Al fin pude sacarlo! Tomé la pija con la mano de la nena, que se prestó complacida. Sin que yo le diera ninguna indicación comenzó una suave manuela. Mientras me pajeaba, fui retirando las prendas de su cuerpo: ...