1. LA VERDULERIA


    Fecha: 08/07/2025, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Llegando a la esquina está el kiosco, que solamente es la ventana de la habitación de la vivienda que da a la ochava. En esa ventana “crearon” el kiosco, muy popular, por cierto, dado que en 200 metros a la redonda no hay otro. Cuarenta metros más allá, sobre la misma vereda, está la verdulería, “mi verdulería”. Todas las necesidades para la vivienda y su ocupante –o sea yo-, están cubiertas por Amalia, tal como lo expliqué en anterior oportunidad. Amalia, tal como les dije, cubre mis necesidades…, “todas”, para que no haya dudas. Pero la verdulería sigue siendo importante para mí, no por lo que vende, sino por quien vende. 
    Son dos hermanas, alrededor de los 30-35, a cuál en mejor estado… ¡todos los varones del barrio van a “comprar…”, aunque sea perejil…
    Yo también, con el “oscuro” y luminoso deseo de tener la oportunidad de ensartar a alguna de las dos, sin preferencias, las dos valen la pena…, y para colmo apareció la nena…
    Si claro, es vacaciones, sin clases, en que apareció el angelito de cuarto o quinto, hija de una de las mujeres. La otra es la tía, obvio. Mi calentura tiene destino incierto. No sé con cual quedarme. De pronto, adquirí interés por los productos vegetales y las frutas… 
    Todo bien, en “meseta tranquila”.
    Muchas sonrisas, muy buena atención, etc., pero no más, hasta ese momento.
    Un buen día, buenísimo, no había venido Amalia – no “buenísimo” por eso…; extraño el polvo de las siete… -, y me decidí ir a comprar frutas y verduras, sin otro interés ...
    ... que ver a las minas e intentar enganchar algo, dado que son muy amigables…
    Cuando terminé de hacer las compras, mis dos bolsas de feria estaban completas…, con más de 200 metros hasta casa, arrastrando la carga…
    -Nena, ayudale al señor con la bolsa…
    -Gracias señora, yo me arreglo… - No hay ninguna necesidad de ayuda…
    -No se preocupe. Ella está aburrida…, así se entretiene…
    La más joven de las mujeres, unos soberbios 30 años, me habla, mientras la otra sonríe.
    La preciosa nena, de un cuarto-quinto grado, mira atenta, para nada disgustada que le indiquen ayudarme con las bolsas. No me molestó para nada, y estuve presto a aceptar la ayuda. La encantadora criatura se notaba muy dispuesta. Ambas mujeres sonreían…
    Le acaricié el cabello, más que nada para que se sintiera tranquila, sin apuro ni drama… ¡soy un inocente cliente!
    Es una criatura muy…, pero muy hermosa…, de enrulado cabello castaño claro, casi miel. Tiene un jardinerito de cortos…, muy cortitos pantaloncitos…, para lucir sus suaves y exquisitos glúteos, dignos de todas caricias, besos…, y mordisquitos… ¡Es lo que me inspira! La cortita camisetita celeste no le cubre el ombliguito. Los clásicos zapatitos acharolados y zoquetes con personajes de fantasía, completan su vestimenta exterior. Lo que tiene abajo no lo sé, pero espero averiguarlo lo más pronto posible.
    -Bueno, está bien. Tomaré solo una bolsa y la otra comparto su agarradera con vos…, ¿te parece?
    -Si, si… - La nena parece muy satisfecha que le hayan ...
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