1. Hailey: La enfermera de vampiros (II)


    Fecha: 28/07/2025, Categorías: No Consentido Tus Relatos Autor: AllenNilsen, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... de controlarse a sí misma. Owen sólo se excitó más al sentir los muslos suaves haciendo una leve presión en su cabeza, y decidió meter los dedos en la cavidad de la chica. La penetraba en sincronía con el trabajo de su lengua, creando una sensación abrumadora de placer en su víctima.
    Hailey se arqueó, sus caderas se movían al compás de los movimientos de Owen. Sus gemidos llenaron el aire, mezclándose con los sonidos húmedos de la lengua y los dedos del vampiro. Él saboreaba con orgullo su victoria, y continuó su asalto, llevando a Hailey más y más al límite, hasta que finalmente y con un grito, ella se vino a chorros, con su cuerpo temblando sobre la mesa.
    Owen se levantó; toda su boca reflejaba a la luz la evidencia del placer que había provocado en la joven.
    —¿Le gustó, amor mío? —dijo en su oído, con un tono seductor—. Podemos repetirlo las veces que usted quiera. Eso sí, será más cómodo en la cama. Pronto vendrán mis hombres de una misión y comenzaremos a trabajar, ¿se le apetece algo, mientras tanto?
    Hailey guardó silencio, pensaba en negarse, pero sabía que de ese modo Owen nunca la dejaría sola. Desvió la mirada, mientras aún respiraba hondamente por la adrenalina; evitaba mirar los líquidos en el rostro de aquel ser, e hizo su petición con lo que le quedaba de voz:
    —Manzanas… sólo tráeme manzanas, por favor.
    Owen asintió satisfecho.
    —Manzanas, por supuesto. Le traeré las mejores, sólo para usted. —Besó su mano y la ayudó a levantarse—. Mientras tanto, ...
    ... descanse un poco. Se lo ha ganado.
    Con eso, se dirigió a la puerta, dejando a Hailey sola en la habitación. La joven bajó de la mesa lentamente, con sus piernas aun temblando. Cuando llegó a su habitación, se dirigió a la ventana, mirando hacia afuera, pero los guardias en la puerta del cuartel le recordaron que escapar sería imposible.
    Un par de horas después, Owen regresó con un canasto de manzanas frescas y jugosas.
    —Aquí las tiene, mi señorita Hailey —dijo, colocando el canasto en la cama junto a ella—. Espero que le gusten.
    Hailey asintió, tomando una manzana con delicadeza. La tuvo en sus manos durante un rato, realmente no tenía hambre, pero de todos modos le dio un pequeño mordisco. Él se quedó mirándola por un momento, feliz, hasta que se oyó un ruido en el pasillo. Owen frunció el ceño y bajó las escaleras; encontró a tres de sus camaradas, medio-vampiros con expresiones severas. Detrás de ellos, dos figuras encapuchadas eran empujadas hacia adelante, tenían las manos atadas con cuerdas gruesas.
    —Señor —dijo uno de los medio-vampiros—, hemos traído a dos rehenes. Son vampiros puros que conocen bien a nuestros enemigos.
    Owen asintió:
    —Excelente. Tráiganlos aquí.
    Los medio-vampiros empujaron a los rehenes hacia adelante, quitándoles las capuchas. Hailey, que había salido de su habitación, se asomó por la escalera y se llevó una mano al pecho al reconocer a los vampiros: eran dos de sus antiguos pacientes, heridos que había curado en la clínica del bosque. Sus rostros ...
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