DESDE LA CAMA - Relatos Eróticos

DESDE LA CAMA

Nos quedamos los cuatro despatarrados en la amplia cama. Lupita, la pequeña, directamente se acostó sobre mí, boca abajo. Mi pija, erguida, quedo entre sus piernitas. A mi derecha tengo a Emily, y a mi izquierda a la madre de ambas. Yo no veía muy bien el panorama, pero noto que hay unos dedos acariciando la poronga, y manos y dedos en el culo y la espalda de la nena. ¡Nadie queda desocupado!
Debe haber pasado cosa de una hora. Me dormí…, y supongo que a las mujeres también les debe haber enganchado el sueño.
En cuanto se despertó, Lidia se levantó.
-Ustedes pueden quedarse tranquilos en la cama…; yo voy a preparar la cena… - Me mira y me guiña el ojo. No sé si porque me quedaba solo con las nenas, y me alentaba a que las cogiera sin pausa…, o me estaba diciendo que más tarde, cuando nos acostemos, la noche sería para nosotros.
Dado que tanto las nenas como yo estábamos desnudos, no hubo demasiado trámite que realizar. Tengo a mi izquierda a Emily y a mi derecha a Lupita. Ambas, muy cariñosamente, me besaban y acariciaban desde el vientre a los muslos, pasando, sin solución de continuidad, por pija y testículos. Yo, relajado, trato de recuperar fuerza y semen, cosa de no defraudarlas.
Emily se irguió y me besó en los labios, metiéndome la lengüita dentro.
-Papito… ¿podemos jugar mientras mamita hace la comida? 
-Por supuesto, tesorito… ¿Qué querés que hagamos?
-Y…, me la metés en la conchita…, y luego… tratamos de que entre en el culito…
-Pero…, Lupita también lo ...

... va a querer… ¿no le va a doler? – Yo le estaba diciendo que, si se la metía a ella, la hermanita también tendría que tener lo suyo.
-No, no papito… ¡No me va a doler! – La hermosa criatura no quiere quedar afuera…, ¡siempre está atenta!
Sin esperar ningún comentario mío, se lanza sobre mi pija y comienza a mamar… ¡apenas le entra en la boca! Solamente el glande y un par de centímetros. 
-¡Te la pongo bien dura, papito! Después metémela… ¡no me duele!
Me coloco boca arriba, con la pija bien erecta. Las pastillitas violetas ayudan mucho. No proveen semen, pero mantienen la pija dura… ¡eso es lo que quieren las nenas!
Emily y yo nos miramos…, me arrodillo y apunto con la pija hacia su boca. Comienza a chupar con dedicación y esmero… Lupita mira con atención.
-Vos también tesoro. Chupá como tu hermana… - Le acaricio la cabecita y la guio hasta el glande. Abre la boquita y saca la lengua, como hizo su hermana anteriormente. ¡La nena presta mucha atención!
La pija está en la boca y las manos de su hermana mayor. Ésta, diligentemente, se la ofrece a Lupita, quien golosa y contenta, abre todo lo posible la boca y absorbe el glande. ¡Más no puede!
-¡Es muy grandota para vos! – La observación de la hermana está más dirigida a que no interrumpa su tarea…, y que la pequeña desista…
-Dejá Emily, dejá que Lupita lo intente, así va aprendiendo… - Le tengo que señalar yo que no sea tan egoísta…
-¡Es que no le entra! – Emily insiste…
-Deja que haga el intento. Ya va a poder… - No ...