El ascenso de mi amiga: Le encanta serle infiel a su esposo y se vuelve la putita de su jefe
Fecha: 31/07/2025,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: Karen Hernández, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... peinado. Porque también es mi imagen, y los alumnos te respetan más cuando te ven segura de ti. Además, las otras profesoras me lo han dicho: ‘Es que tú siempre pareces lista para una sesión de fotos’. Y yo solo sonrío.”
Ella asintió toda empoderada:
—“Y tú tienes ese fuego, mami. A veces no hace falta enseñar mucho, solo saber cómo llevarte. La actitud, la pose, la forma en que caminas por el salón… eso vale más que cualquier escote.”
Me acerqué un poquito más a la cámara y le dije bajito:
—“Y tú sabes que cuando camino entre las filas de alumnos con mi perfume floral y ese andar lento, más de uno se queda tieso. Y sí, a veces uso vestidos ceñidos con manga tres cuartos y botines. Otros días me pongo jeans con blusas sueltas, pero metidas al frente… así como para que el cinturón destaque mi cintura. Tengo una blusa de color vino con tela tipo satén que es mi favorita. Con esa no hay quien no me mire.”
—“¡Basta ya! Me vas a poner a buscar trabajo en tu escuela.”
Nos reímos como si fuéramos dos adolescentes contando travesuras.
—“Lo curioso es que, aunque soy coqueta con mi ropa, jamás he sido grosera o confianzuda. Me gusta jugar con la imagen, pero también mantengo esa línea profesional. Como tú con tu jefe…”
Ella me miró con cara de “ya entendiste todo”.
—“Exactamente. Ser sexy no está peleado con ser profesional. Nosotras somos mujeres completas: inteligentes, trabajadoras… y sensuales. ¿Por qué no usarlo todo a nuestro favor?”
—“Totalmente. ...
... Que se mueran de nervios, pero que nos respeten.”
Se hizo un pequeño silencio y luego ella soltó:
—“Oye… ¿y si algún día vamos juntas a tu escuela? Tú en tu falda ceñida, yo en mis tacones de oficina… ¡imagínate el espectáculo!”
—“¡Los alumnos no sabrían si están soñando o despiertos!”
Las dos soltamos tremenda carcajada.
Y ahí fue cuando me di cuenta que no éramos solo amigas. Éramos dos mujeres disfrutando de su feminidad, su trabajo, su poder… y sus anécdotas picantes como si fueran caramelos.
Después de reírnos un rato como locas, con todas esas historias de alumnos nerviosos, compañeros distraídos y ropa de impacto, me quedé pensativa un momento, jugueteando con mi collar mientras la miraba en la videollamada. Ella se estaba retocando los labios con ese labial vino que tanto le gusta y se veía divina, como siempre, con una bata corta de satín negro que apenas cubría sus muslos y dejaba entrever su ropa interior de encaje. Toda una diosa, y lo sabe. 😏
Entonces solté la pregunta así, suavecito, pero con tono curioso:
—“Oye, y tu esposo… ¿ya sabe lo del ascenso? ¿O todavía no le cuentas?”
Ella paró el movimiento del labial y me miró con esa carita de “mmm… aquí viene lo bueno”. Sonrió de medio lado y se acomodó el cabello detrás de la oreja.
—“Sí, claro que sabe. Le conté hace unos días, cuando llegué de la oficina… toda cansada, pero feliz. Me tiré en el sofá, todavía con mi vestido ajustado color vino —ese que me queda pintadito, ¿te acuerdas?— ...