El ascenso de mi amiga: Le encanta serle infiel a su esposo y se vuelve la putita de su jefe
Fecha: 31/07/2025,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: Karen Hernández, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... y le dije: ‘Amor, parece que me van a subir de puesto’.”
Yo la interrumpí emocionada:
—“¿Y qué te dijo? ¿Se puso celoso? ¿Te preguntó por tu jefe?”
Ella negó con la cabeza, con una risita pícara.
—*“No, nena… él solo dijo: ‘Ah, qué bien, te lo mereces’. Y luego me preguntó si quería que pidiera comida.”
Yo abrí los ojos, sorprendida.
—“¿Así nada más?”
—“¡Sí! Y lo curioso es que no es que no le importe… él me conoce, sabe cómo soy, y sabe que donde voy, llamo la atención. Pero no dice nada. Nunca me dice que me tape, ni me pregunta a qué hora regreso, ni me manda mensajes raros. Pero siempre está ahí. Siempre que salgo bien arreglada, se me queda viendo y suelta un ‘te ves guapa’. Nada más. Pero me observa. Y no lo hace con celo, sino como si me estudiara.”
Me reí bajito.
—“Como si te vigilara discretamente, ¿no?”
—“Exacto. No se mete, no interfiere… pero lo nota todo.”
Entonces me empezó a contar unas anécdotas de esas que solo compartimos entre nosotras.
“Un día llegué con un conjunto de oficina que a mí me encanta: pantalón negro de tiro alto, blusa blanca de gasa con transparencias suaves y un top de encaje negro debajo. Llevaba el cabello suelto, labios rojos y tacones. Cuando entré, él estaba en la cocina, y me vio de reojo. No dijo nada en ese momento, solo me ofreció café. Pero en la noche, cuando ya estábamos en la cama, me abrazó por la espalda y me susurró: ‘¿A cuántos les habrás hecho perder la concentración hoy con esa ...
... blusita, uh?’.”
Me tapé la boca para no gritar de emoción.
—“¡Ay noooo! ¿Y tú qué le dijiste?”
—“Nada. Solo me reí. Me giré, le pasé una pierna por encima y le dije: ‘Eso no se pregunta… se imagina’.”
Las dos gritamos como dos adolescentes.
Luego bajó un poco la voz y me contó otra.
“Una vez, él me fue a dejar a la oficina porque mi carro estaba en el taller. Yo iba con una falda gris ajustada, camisa negra entallada y medias transparentes. Antes de bajarme del coche, me miró serio y me dijo: ‘¿Seguro que así te piden que vayas vestida?’ Y yo, con mi sonrisita de siempre, le respondí: ‘No es que me lo pidan… es que lo esperan’.”
—“¡Muerta estoy!” —le dije entre risas.
—“Pero nena, es que es verdad. En mi trabajo hay una estética que cuidar. Y yo soy la cara de la radio en muchas campañas, ¿cómo voy a ir con un suéter enorme o unos pantalones sueltos? Además, me gusta sentir que soy parte de la imagen, del estilo… del impacto.”
—“Y además, seamos honestas… ¡te encanta verte provocativa, pero elegante!”
—“¡Total! Y mi esposo lo sabe. A veces siento que esa confianza suya es porque también le gusta presumirme. Como diciendo: ‘Sí, miren lo que tengo en casa’.”
Hice un gesto de “¡uff!” con las manos.
—“Eso es muy de hombre seguro. Aunque tú le das razones para tenerte vigilada, reina.”
Ella se echó a reír y dijo con voz traviesa:
—“Es que él no sabe todo lo que pasa en mi oficina… y tampoco necesito contárselo todo. Hay cosas que son solo para ...