CAMBIÓ OSITO POR OTRO PELUCHE
Fecha: 03/09/2025,
Categorías:
Tabú
Tus Relatos
Autor: Leja, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... fue su relajo que estaba flojísima Un encanto. Al llegar con mi boca al sexo de la niña, le hago un gesto en señal de silencio apenas perceptible por la claridad de la luz que entraba por la ventana, Sandra me miró y, acto seguido, comencé a pasarle muy, pero muy suavemente, la lengua por todo lo largo de sus labios vaginales.
Pudo ver como la carita de la niña estallaba en un placer impensado, como se retorcía de gusto alrededor de mi cuerpo. También escuchaba como la madre roncaba, así que no tuve temor a una desgracia. La penetraba de nuevo con mis dedos y con la lengua jugaba con su clítoris, sus labios y llegaba a rozarle el ano, cosa que a la niña la hacía estremecer de manera bestial. Ella Había colocado sus dos piernas arriba de mi atrapándome, no lo necesitaba, estaba en la gloria. Ella, tenía apenas unos bellos muy finos, los jugos de su concha me empapaban la boca y sintí esa humedad en el colchón. La niña elevaba la cadera cada vez que su clítoris latía en mis labios. Su ano se abría para permitir que mi lengua investigue sus interiores, esto la volvió loca. En un instante había acabado con tanto flujo que se confundió entre orín y calentura.
En un instante, mi pija volvió a una erección inusitada, me dolía. La niña finalmente se durmió agotada, yo sin pensarlo, dejé de hacerle sexo oral a Sandra y tomé a su madre por asalto y la volví a penetrar para sacarme de encima toda aquella junta de energía que me estaba matando. Enseguida Fabiana se despertó, se ...
... acomodó para un misionero y volvimos a gozar como siempre. El segundo polvo a veces, me resultaba más intenso que el primero. Y a Fabiana, le sorprendía que, luego de un intenso polvo, y una breve siesta, coger de nuevo, le sacaba un orgasmo de la puta madre.
La niña sumergida en un sueño, no fue testigo, esta vez, de las embestidas en cuatro que le daban a su mamá, tampoco de cómo la puse contra la pared y la penetraba con locura, menos del líquido que ella eyaculó cuando llegó a un orgasmo que la hizo gritar como loca, menos de cuando me paré frente a Fabiana y sacudí la pija con energía para derramarle todo el semen en su la cara y sus pechos. Luego. ME fui vistiendo de apoco y gané la calle con la moto. No sin el trato de que volvería en algún día de la semana para seguir disfrutando de mi clienta, y capaz, en algún momento, porque no, de la hija.
Las visitas a la casa de mi clienta se hicieron muy frecuentes. La hija a veces no estaba, pero cuando estaba nos miraba garchando. Yo sospeché que la mamá sabía de eso. Pero luego, charlando con Fabiana, me daba cuenta que no, que la inocencia de esa mujer superaba todo. Las noches de sexo con Fabiana, siempre explosivas, y hasta dos polvos me echaba. Mi cuenta bancaria contenta, ella también y la hija, cada vez más caliente, se masturbaba con mi mano las veces que podía. Yo con gusto la dejaba hacer eso. Me ponía la poronga más dura para penetrarla a Fabiana quién una noche me dijo:
-Me estás haciendo doler hijos de puta… ...