La madura me la pone dura
Fecha: 08/01/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
... despistada sin saber qué hacer, se tira a comerme la boca, a chuparme la lengua, a guarrearme toda la cara con saliva. Me siento derecho en el asiento y hago que se suba a horcajadas sobre mí, poniendo una pierna a cada lado, por fuera de las mías. Se agarra de mis hombros, yo me aseguro de poder llegar a comerle los pezones —lo que hago sin problemas dado que es bastante alta— y sin esperar más restriego mi grueso capullo a lo largo de su mojado coño, arriba y abajo, despacio, varias veces, notando que le gusta, que le hace respirar más fuerte.
—Métela, corazón, fóllame
Me ayuda elevándose un poco de manera que me resulta fácilapuntary ahí va eso, sin brusquedad, tranquilamente, pero toda la polla dentro, lo más profundamente que puedo llegar en ese empapado coño.
—Ah, me llenas, qué bueno
Inmediatamente Montse empieza a cabalgar, arriba y abajo, con buen ritmo, gimiendo en voz muy baja, respirando fuerte, bien agarrada a mí, cerrando los ojos, hablando de manera incontrolada, diciendo frases que no logro entender con el ruido del chocar de sus muslos con los míos, del chapoteo de la polla en la lava caliente que parecen sus oleosos jugos vaginales, del martilleo en mis oídos de la sangre bombeada a toda velocidad. Ya lleva al menos un par de minutos acariciándose la zona del clítoris muy deprisa cuando dice con voz ronca, con urgencia y desesperación:
—Santi, los pezones
Agacho un poco la cabeza para mamarle uno de sus pezones, para darle algún que ...
... otro mordisquito, y cuando apenas lo he hecho media docena de veces, Montse se detiene de golpe, se agarra a mi cuello con ambas manos, con fuerza, da un largo grito en voz alta y aprieta el cuerpo hacia abajo. Se corre durante muchos segundos, con altibajos en los gemidos que da, y noto durante todo ese tiempo que su vagina aprieta mi polla, como si la pellizcara docenas de veces con distinta intensidad, con espasmos que sólo terminan cuando ella deja de gemir y yo me corro porque ya no puedo aguantar más. Joder, qué corrida más buena, que orgasmo más cojonudo.
Hemos quedado quietos varios minutos, recuperando la respiración, tranquilizando los latidos del corazón. Montse me descabalga, se sienta a mi lado y me besa suavemente en los labios.
—Me gustanlos buenos polvos
Otro par de besos y la mujer acerca sus brazos hasta la guantera para sacar un paquete de toallitas enjabonadas. Se limpia el chocho lleno de mi semen, después me da unas cuantas toallas higiénicas y tras asearme un poco, los dos nos ponemos a buscar sus bragas, que aparecen debajo de uno de los asientos. Se las pone al mismo tiempo que yo subo mis pantalones y ambos nos arreglamos la ropa de manera presentable.
—Debes tener muchas mujeres con el pollón que gastas
—Qué más quisiera yo
—¿Te ha gustado o simplemente ha sido el calentón del momento?
—Montse, me gustas y estás muy buena, ya lo sabes
—¿Cómo para repetir de vez en cuando?
—Cuando tú quieras
—Tengo curiosidad y todos los ...