1. Te lo haré aunque no quieras


    Fecha: 11/08/2017, Categorías: Hetero Autor: Nancybella, Fuente: CuentoRelatos

    ... aproveché para arreglar la cocina, casi no estábamos en casa y había algo de desorden. Como si nada lavé trastes y acomodé todo. Estaba por terminar y sentí la mirada de Vicente. El tipo casi babeada al ver mis piernas torneadas y mi culo paradito y redondo. Yo había estado excitada y aún me escurría semen de mi pareja tras haber tenido sexo. Estaba lubricada y sólo quería terminar, que se fuera el sujeto y así darme un baño para echarme a descansar.
    
    Me faltaban unos trastos para acomodar en la parte alta de la alacena y subí dos ollas con sus tapas y trastabillé un poco y sentí las manos fuertes de Vicente que me sujetó de las caderas. Iba a decirle algo pero la verdad es que me salvó de que me diera un porrazo y le agradecí. Me bajé y seguí en lo mío y él se quedó a la orilla de la mesa del comedor.
    
    Hacía calor y conmigo pasa algo gracioso pues no sudo, sino que mi piel comienza a verse brillosa. Él sí estaba sudando mucho y lo notaba excitado. Le pregunté si quería algo y sólo me ofreció una cerveza. Me negué seguí con mis cosas. se marchó hacia la sala y seguí limpiando con un trapo de cocina la alacena y la mesa del comedor. De reojo pude ver que él se acariciaba el pene cubierto por su pantalón. Jamás imaginé que la situación fuera a ponerse candente, pues no le prestaba atención.
    
    Sin querer y lo digo en serio, pensé en los gemidos de mi madre y no puedo negar que me imaginé el pito de Vicente. Era un hombre que utilizaba muchas groserías para dirigirse a ...
    ... las personas y acostumbraba a hablar mal de todos y hasta de sus cliente, mujeres mayormente.
    
    Aunque también, tras sus momentos de pasión con mi madre le conversaba sobre algunas clientes que le ofrecían las nalgas con tal de llevar carne a sus casas y hasta utilizó el congelador de su carnicería para que le hicieran sexo oral.
    
    Seguí sintiendo su mirada y pretexté que iría a la recámara con tal de que ya no me viera con lascivia. Sin embargo, se paró y me pidió más limón. Yo lavé otro limón y estaba lista para partirlo en cuatro cuando volví a sentir sus manos, ahora en mi cintura. Eran grandes, gordas y rasposas y le dije ¡quieto, quieto! y él apenas susurró cerca de mi oreja derecha: "Mamacita, estás bien buena!" y me sujetó fuerte y se repegó a mi y obvio, pude sentir como su pito estaba erecto.
    
    Yo traté de zafarme y también reconozco que no quise hacer escándalo o de oponer más resistencia pues de lo contrario quizá terminaría violándome o golpeándome. Le pedí que se tranquilizara y que me voltearía lentamente, pero el tipo ya estaba hirviendo y llevó una de sus manos hacia mi pecho por debajo de la blusita: ¡Te lo haré aunque no quieras! dijo y ahí sí comenzó a darme miedo. El fanfarrón parecía pulpo, por un lado me acariciaba un pezón y por otro tallaba con su mano sobre mi vulva apenas cubierta por un diminuto short.
    
    Quise zafarme, pero el tipo realmente me tenía arrinconada y no logré quitármelo de encima. No era alto pero sí gordo y con mucha fuerza. Olía ...