Psicologo
Fecha: 22/01/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Llegué puntual a mi cita con el psicólogo, es más llegué por minutos adelantada.
Me gusta caminar del trabajo al consultorio, porque durante el trayecto puedo despejar mi mente, pero usualmente llegó al consultorio acalorada.Entre al baño y me asee, es raro tal vez pero no me gusta la sensación de sudor, también refresque mi nuca y puse la palma mojada en mi espalda, lo que fue gratificante.
Todo era perfecto, salvo por el dolor de mi rodilla.
La terapia inició a las 7 más 5 minutos, fue en la habitación que más me gusta del lugar, tiene una luz tenue y cálida, no como las otras en las que el brillo de la luz incluso lástima mis ojos, sin mencionar que tiene el sofá más confortable.
La cita empezó con la clásica pregunta: "Cómo Estás?", odio esa pregunta, nunca se que debo responder, es como cuando vas a la escuela y el profesor te pide la tarea que no hiciste, o en el trabajo tu jefe te pide un acuerdo que no has terminado por estar jugando mahjong... además me cuesta mucho confiar en la gente y él, no es la excepción.
La consulta avanzaba como siempre, lo usual es que tengo problemas con mis emociones y me es difícil expresar todo lo que debería, guao!, como si no lo supiera ya...
Cada ciertos minutos sobaba mi rodilla, estaba molestando mucho... entonces el psicólogo preguntó:
"Qué pasa, está todo bien, te duele la rodilla?"
Respondí que sí, ha estado sensible por los cambios de temperatura y creo que en esta ocasión caminar del trabajo al ...
... consultorio no había sido una buena idea...
Él se ofreció a darme un masaje, me puse un poco nerviosa, pero acepté...
Pensé que iba a hacerlo por encima del pantalón, sin embargo mi apreciación fue incorrecta. Me pidió que me quitará el pantalón, mis ojos se abrieron de par en par con expresión de asombro, pero me contuvo diciendo que no era posible de otra manera, cómo pondría entonces el aceite de menta que había sacado de mi bolsa?
Tenía razón, me quite el botín derecho, me levanté y quite sólo una pierna del pantalón... me daba pena que viera las estrías en mis muslos y a la vez agradecía ser tan chocosa, ya que al haberme aseado minutos antes no habría mal olor.
Me senté en el sofá y él puso un poco de aceite de menta en sus manos, las froto entre ellas para entibiar, acto seguido las puso sobre mi rodilla y comenzó a frotarla, dolía... pero se sentía tan bien.
En todo ese tiempo no dejo de hablar, comentaba que necesitaba "abrirme" para hablar con él y así encontrar el porqué de mis "problemas", sin embargo mi mente dejo de escuchar, sólo pensaba en lo fresco de la menta y la suavidad de sus manos, mi cuerpo se relajo, mis brazos cayeron a los lados y eché la espalda hacia atrás cerrando los ojos.
Mi respiración se aceleró, podía sentir un hormigueo en mi entrepierna... mordí la mitad de mi labio inferior, estaba excitada... él lo noto y una de sus manos subió más por mi pierna, creo que lo hizo para ver mi reacción, la cual fue una gran suspiro... se sentía ...