LA COMPAÑERITA MÁS GUAPA DE MI HIJA SE QUEDA A DOR
Fecha: 25/01/2019,
Categorías:
Jóvenes
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Susan, mi hija, tiene dieciséis añitos. Me la he pajeado a su nombre unas cuarenta veces pero jamás me atrevería a violarla. Katy, su amiga, tiene quince y está casi tan rica como mi hija. No le caigo bien, mis piropos le desagradan y siempre me evita, especialmente desde el día que me pilló espiándola en el cuarto de mi hija, mientras se ponía el bañador: sus tetitas son pequeñitas y duritas y tiene un trasero redondito, no tan grande como el de mi hija pero sus piernas definitivamente son tan buenas como las de ella. Y su piel morena le da un plus… Trece chicas y ocho compañeros hicieron en nuestra casa su fiesta de fin de año. Y adivinen cuáles eran las dos más deseadas por todos esa noche. Por todos, yo incluido. Mi esposa Andrea y yo prohibimos el consumo de licor y estuvimos asomándonos a la cabaña, cada veinte minutos, para asegurarnos que la norma fuera respetada. La tercera vez que me correspondió ir, le dejé a mi hija el bolso convenido, con tequila, cerveza y whisky. El trato era clarísimo: Susan se aseguraría de que Katy se emborrachara y quedara durmiendo en la habitación de huéspedes. Yo me encargaría de que Andrea también se emborrachara en nuestra fiesta, para poder visitar a la amiguita de mi hija. Las cámaras escondidas dejaron evidencia de lo que posiblemente publique aquí, más adelante: ambas jovencitas engañaron a sus novios con dos de sus compañeros y la cogida que le dieron a mi hija me ha hecho dudar si algún día termine haciéndole lo ...
... mismo.
La noche de año nuevo llegó con un vestidito verde, escotado y ajustado tan corto que cuando se sentaba, sus compañeros se alborotaban y en el primer viaje de control que hice, dos de ellos estaban tomándole fotos a sus bragas.
-Hola, Katy. ¡Qué bueno que viniste!
Fingió una cortísima sonrisa, no respondió y se alejó yendo adonde varios conversaban. Eso me excitó más y cuando se volteó, fotografié el contorno de su trasero y fui a pajeármela al sanitario de la cabaña. A la una de la mañana empezaron a retirarse los chicos y dos de nuestros invitados, padres de una de las chicas. Al ver su rostro afectado por el licor, me miraron con un gesto de desaprobación y yo les devolví una seña de que ignoraba la situación. A las dos de la mañana se fue nuestro último invitado y en la cabaña quedaban Susan, Katy, sus dos cómplices de cogida y otra pareja, que no se había animado a coger. Le envié un mensaje de texto a mi hija, de que despidiera a los demás y le ofreciera la habitación de huéspedes a su deliciosa amiguita. Subí a Andrea en brazos y la dejé dormida con la ropa puesta; me trasladé al estudio y de la grabación de las cogidas de mi hija y sus tres amiguitos, imprimí una imagen en que su compañero tenía a Katy bien ensartada y ella, piernas bien abiertas al aire, rasguñaba su espalda mientras hacía un gesto de evidente satisfacción.
Unos minutos antes de las tres, me trasladé en bóxer a la habitación de huéspedes. La deliciosa amiga de mi hija yacía boca abajo, ...