LA COMPAÑERITA MÁS GUAPA DE MI HIJA SE QUEDA A DOR
Fecha: 25/01/2019,
Categorías:
Jóvenes
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... sonaba tanto que pensé en cualquier momento llegaría alguien a ver qué pasaba.
-¿Te gusta, verdad?
Ni palabra, ni nada.
-¡Pues toma! ¡Toma, niña mala! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma Susan! ¡Toma!
Y por primera vez articuló palabra.
-¡Indecente!
Y escupió mi pecho haciendo el peor gesto de asco que he visto y volvió a cerrar sus ojitos. Lo juro que fue sin querer: pronuncié el nombre de mi hija inconscientemente. Lo juro. Cuando sentí que podría venirme, la saqué de nuevo y me recosté junto a ella, jadeando con mucha agitación.
-No hemos terminado, hijita. Papi no te abandonará, mi amor.
Continuó quieta y mirando hacia el otro lado. La tomé de las caderas y la puse boca abajo nuevamente.
-Anda, mi chiquita: ponte de cuatro paticas para tu papito.
Se resistió y entonces la forcé. Katy se dejó caer y sostuve sus piernitas con las mías, alcé sus caderas hasta colocar sus nalguitas a la altura de mi cadera. Tomé mi pene y se lo restregué.
-Por favor, por ahí no. Por favor.
Fue el único orificio que no penetró su amiguito.
-¿Cómo se te ocurre, bebé? Yo no dejaría a mi chiquita sin gozar esto. Prepárate, mi amor.
Apretó los dientes y las sábanas, cerrando sus ojos con fuerza, mientras yo ...
... colocaba mi polla en la entrada de su anito virgen. ¡Y se la metí de a una y arremetí con todo!
-¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¿Te gusta Susan? ¿Te gusta, hijita? ¡Yo sé que sí! ¡Toma! ¡Toma!
No duré ni cinco minutos. Cuando sentí que me venía, la saqué rápidamente con la intención de llenar su deliciosa boquita de labios carnosos. Pero francamente no me dio tiempo. El primer pringue fue sobre su muslo izquierdo, entonces tomé mi polla y bañé sus nalguitas, pajeando y sacudiendo hasta vaciarle todo lo que tenía. Finalmente se golpeé con mi pene y me con él a distribuir mi lechita en ambas nalgas. Delicia total. Me habría encantado que ella también lo gozara pero el solo hecho de haber imaginado a mi rica hijita, fue suficiente.
No dijo palabra. Se levantó y se bañó. Esperó que yo me retirara antes de salir. Tomé la foto y con un bolígrafo le escribí atrás que me perdonara; que nunca más volvería a molestarla con nada. Susan me dijo hoy que no le responde llamadas y durante esta semana, no ha podido contactarla de ninguna manera. No sé qué pasará entre ellas pero para que mi hija se calmara conmigo, le pasé una copia de su cogida. No sé. Quizás en algún momento se me ocurra alguna locura con ella. Ojalá.