1. Compañeros de trabajo


    Fecha: 25/01/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... metido dentro hasta los huevos pero a la tercera nos corrimos los dos como locos, los gemidos los debieron oír en todo el hotel, nos fundimos los dos en un abrazo.
    
    Nos fuimos a la cama. Olvidado cualquier reparo, y extasiados de placer nos tumbamos el uno junto al otro. Le acaricié la cara, el cuello, las orejas. Ella se estremecía de placer.
    
    Bajé hasta sus pechos; sus pezones se erguian, hinchados en su máximo esplendor. Se los pellizqué fuerte, tirando de ellos. Ella agarraba mis manos, sepárandolas de su cuerpo, sin soltar sus pezones que se estiraban.
    
    Se estremecía y jadeaba. Sus pezones estaban duros como una piedra, y debían medir ya como unos 2 cm. de largo.
    
    Solté sus tetas y bajé a su entrepierna. Sus manos ocuparon inmediatamente mi lugar en sus pezones.
    
    Estaba absolutamente abierta, con las rodillas a ambos lados de su cintura. Acaricié el interior de sus muslos, sus labios mayores. Alternaba, suaves caricias con la punta de los dedos con una fuerte presión con la mano abierta en todo su coño. Gemía con un gemido ronco.
    
    Bajé mi cara hasta su cueva. Toqué su clítoris con la punta de lengua. Fue como si le hubiera sacudido una descarga eléctrica. Puse mis manos ...
    ... debajo de su culo y agarré su clítoris con mis labios chupando fuertemente. Las manos apretando fuertemente los huesos de su pelvis, hacían que su coño y su culo se abrieran. Saqué mi lengua y la moví lentamente alrededor de su agujero. Noté que su culo se relajaba y abría aún más.
    
    Le ensalibé todo el ano, metiéndole de vez en cuando la punta de la lengua. Ella seguía estrujándose los pechos con violencia, tirando de sus pezones irritados, rojos y sensibles como fresas.
    
    No me lo hice repetir. Apoyé mi glande hinchadísimo, en su ano y me deje llevar por las sensaciones. Empujé suavemente, y noté que su esfínter me daba la bienvenida rodeando mi glande con una presión deliciosa. Apreté un boca más, y fue todo mi tronco el que recibió ese maravilloso beso. Seguí empujando, hasta que mis huevos chocaron con sus nalgas. La retiré suavemente, notando otra vez el esfínter en la punta. Ella desorbitó los ojos en una mirada de deseo….., y me dejé caer, con fuerza, casi con violencia, iniciando la cabalgada más rabiosa de mi vida. Bombeaba en su culo con toda la fuerza, la pasión y el deseo que me expresaban su cara de mujer viciosa que me pedía más. La follé como si mi vida fuera en ello. 
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