1. La venganza (entre mis piernas)


    Fecha: 12/08/2017, Categorías: Infidelidad Autor: erotikakarenc, Fuente: RelatosEróticos

    ... Maldijo mi jefa.
    
    Antonio era el mejor amigo de Tomás y según me había contado Elba, llevaba unos meses en que las cosas con Elena su mujer, no le iban muy bien y solía llamar a Tomás cada vez que discutían.
    
    Mi jefa terminó de ponerse el abrigo, se arregló y salió del despacho, en ese momento, aproveché para observar por la ventana, el coche de Tomás se alejaba ya por la esquina, con lo que me aseguraba que no iban a cruzarse.
    
    Me senté en la mesa de despacho, y mientras escribía el informe iba pensando y orquestando mi plan para cuando Tomás llegara. Me desabroché la blusa mostrando el nacimiento de mis senos, primero un botón, pero como no me parecía bastante me desabroché otro, me quité la chaqueta para dejar al descubierto la camisa blanca semitransparente que llevaba; me subí la minifalda un poco hasta casi el nacimiento de mi culo y me quité las braguitas muy despacio, haciéndolas resbalar y enrollándose por mis piernas como si estuviera desnudándome frente a Tomás; también me dejé el pelo suelto soltando la goma con que lo tenía atado y esparciéndolo por toda mi espalda, ya que sabía que a Tomás le gustaban las chicas con el pelo suelto y largo.
    
    Impaciente esperé a que pasaran el tiempo y cuando el reloj dio las nueve, me aseguré que no quedara nadie en la oficina. Me instalé en la mesa de mi jefa, y esperé; cuando oí ruido y luego la voz de Tomás llamando a Elba, me puse en posición, delante de la mesa de espaldas a la puerta y ligeramente inclinada hacía ...
    ... delante para que se me viera el nacimiento de mi culo. Los nervios aumentaron y sentí mi corazón a mil por hora, además de un excitación maravillosa, imaginado la cara de Tomás al verme.
    
    - ¿Elba? – Oí que preguntaba desde la puerta.
    
    Me giré despacio y mirándole directamente a los ojos le dije:
    
    - ¡Oh, vaya, acaba de irse, ha dicho que estaba muy cansada y no podía esperarte más!
    
    Me acerqué a él, sacando pecho, sus ojos eran dos poemas, me miraban como si no se creyera lo que estaba viendo.
    
    - ¡Vaya, Paty, hacia tiempo que no nos veíamos y...!
    
    - Sí – musité ya frente a él, cogiendo su corbata y jugueteando con ella – sigues tan atractivo como siempre.
    
    Sus ojos no dejaban de observar mi canalillo abierto. Restregué mi pubis contra su entrepierna y pegó un respingo.
    
    - Bueno, será mejor que me vaya.
    
    Volví a acercarme a él, y pasé mi brazo por su hombro.
    
    - ¿Por qué quieres irte? Hace tiempo que no hablamos un rato largo y tendido, Tomás – le dije, dándome media vuelta y dejando caer al suelo mi pañuelo. Me incliné frente a él, dejando que la minifalda subiera lo más posible y así Tomás viera mi sexo húmedo y deseoso.
    
    Oí como trataba de tragar saliva ante tal vista e intentaba contestar:
    
    - Sí, es cierto, hace tiempo que no hablamos y... tú... – empezó a titubear – Estás más atractiva que nunca.
    
    Yo acababa de alzarme y había llegado frente a la mesa, recosté mi culo sobre ella y abrí las piernas. Tomás se acercó a mí.
    
    - Gracias, eres muy amable. ...
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