1. La venganza (entre mis piernas)


    Fecha: 12/08/2017, Categorías: Infidelidad Autor: erotikakarenc, Fuente: RelatosEróticos

    ... como una loca y al sentir su pene apoyado en la entrada de mi vagina sólo pude gritar como nunca antes lo había hecho. Tomás arremetió contra mí con fuerza, me penetró con bestialidad incluso, pero el placer que sentí cuando noté como su pene recorría el camino que llevaba hasta el interior de mi vagina fue algo que jamás antes había sentido.
    
    - ¡Aaaaaaahhhhh, cabrón! – Grité.
    
    Me asió con sus manos por las caderas y empezó a empujar, a ir y venir dentro de mí una y otra vez.
    
    - ¿Te gusta mi polla, putita? – Me preguntó.
    
    - ¡Ah, sí, me encanta! – Respondí sintiendo como me embestía.
    
    Luego se recostó sobre mí, y sin dejar de embestirme con firmeza buscó mis tetas, me desabrochó la blusa y metió las manos acariciando mis senos con cierta brusquedad. Me tenía a mil y sabia que si seguía embistiéndome a aquella velocidad no tardaría mucho en correrme. Yo gemía sin parar:
    
    - ¡Ah, ah, ah!
    
    - ¿Te gusta que te follen así, verdad putita? – Volvió a preguntarme, al parecer aquel lenguaje soez le excitaba aún más, porque en cada pregunta de aquellas su embestida era más fuerte y su sexo se tensaba aún más.
    
    - Sí, sí, me gusta ser tu putita, cabrón - Le respondí siguiéndole el juego.
    
    - Dime, ¿qué harás por mí, putita?
    
    - Lo que tu quieras, cabrón. Seré tu putita y te daré lo que tu quieras, te dejaré follarme como y cuando quieras.
    
    - Así me gusta, putita – musitó empujando con fuerza y empezando ya a derramarse en mí, lo que hizo que también mi orgasmo se ...
    ... precipitara y ambos empezáramos a gemir extasiados al unísono.
    
    Un gran y largo:
    
    - ¡Aaaaahhh! – Sonó en aquel despacho. Alcé la vista hacía el mueble que había tras la mesa y observando la foto de mi jefa me dije para mi misma: “Vas a tener lo que te mereces, cabrona”
    
    Tomás me llenó con su espesa leche, ambos caímos rendidos al suelo tras el placentero esfuerzo. Sentí como sacaba su polla ya floja de mi sexo y su semen mezclado con mis jugos resbalaban por mis piernas. Me levanté como pude, pues me flaqueaban las piernas, para dirigirme al baño.
    
    - ¿Dónde vas, putita? – Me preguntó Tomás.
    
    - Al baño, cielo, vuelvo enseguida y hablamos un poco más.
    
    - Vale – aceptó.
    
    Me dirigí al baño que estaba al final del pasillo, me limpié y volví al despacho. Al entrar ví a Tomás que seguía desnudo, sentado en el sofá. Me senté junto a él.
    
    - Ha sido un polvo espectacular – me dijo – me has puesto a mil con esa mamada y luego tenerte debajo de mí, sometida de esa manera, y dejar que te dijera esas cosas, bufff, ha sido increíble. Nunca imaginé que fueras así en la cama.
    
    - Ya ves. Si quieres y te apetece puedo seguir siendo tu putita siempre que quieras, y hacer realidad todos tus deseos – le anuncié picadamente.
    
    - ¿De verdad harías eso por mí? – Me preguntó.
    
    - Sí - le respondí
    
    - ¡Uhmmm, fantástico, porque se me ocurren un millón de cosas que querría hacer contigo!
    
    - ¿Sólo conmigo? ¿y Elba? – le pregunté
    
    - Ufff, Elba es una mojigata, ella nunca ha sabido ...