Violada por una mujer
Fecha: 25/01/2019,
Categorías:
Intercambios
Autor: MissFlorMayo, Fuente: CuentoRelatos
Mireya bajaba al bar del portal de su casa casi todos los días. Allí estaba Susana que la atendía con mucha amabilidad y cortesía de frente, pero en su mente lo que quería era tratarla como la puta que pensaba que era. Susana, se sabía sus gustos y en cuanto entraba por la mañana, le ponía su barrita con tomate, café con leche en vaso y zumo de naranja. Si entraba de tarde, le ponía una sin alcohol y su tapa. Si era de noche, le ponía un gin and tonic.
Mireya era una preciosidad, un poco gordita, y con una cara hermosa. Tenía tetas grandes, muslos potentes y un poco de barriguita. Su carita redonda y sus labios carnosos eran irresistibles. Susana era muy alta, mujer de huesos grandes, pero manos delicadas. Tenía el pelo largo, rubio, parecía una vikinga. Su cara no era dulce, pero tenía un atractivo especial que volvía a todas locas, según entraba en el garito lez de moda.
Esa noche Susana estaba sola en el bar, porque su compañero había llamado que no podía ir porque tenía su niña enferma y era el día libre de su jefe. Era una noche de martes, que no pasaría gran cosa, así que el jefe decidió seguir disfrutando de su día libre. Sabía que Susana se las podría apañar muy bien sola. Susana llevaba varias semanas sin acostarse con nadie, porque lo que había encontrado no le había llamado la atención. Era increíble ver como Chueca se llenaba de yogurinas que no pintaban nada. Más de una se le había acercado, pero les había echado para atrás mandándolas a que se fueran a ...
... cambiar el pañal a donde sus mamis. Le gustaban las mujeres hechas y derechas, no las crías. Estaba cansada de masturbarse con los videos lésbicos de kinkys y le apetecía comer coño urgente.
Mireya llegó esa noche tranquila al bar y Susana le puso su copa regular. Comenzaron a hablar del día, como había sido su trabajo y de lo vacío que estaba el bar en un martes. Los chicos de la partida de Mus ya se habían ido y sólo quedaba el típico borrachuzo del barrio, pegado mirando la copa de licor de hierbas que tenía en frente. Cuando dieron las doce, Susana decidió echarlo y cerrar. Mireya se iba a ir, pero Susana le dijo que se quedara a tomarse la penúltima.
-No te vayas, quédate un rato más en lo que yo recojo todo esto y cierro
-Vale, no tengo nada que hacer y mañana tengo el día libre.
-Perfecto, te pongo otra copa.
Mireya asintió y con una sonrisa medio ida, se volvió a sentar en el taburete que ocupaba. A Susana le pasó por la cabeza una idea, que descartó de inmediato por soez. Pero, no obstante, le hizo una pregunta a Mireya.
-Mireya, ¿has estado alguna vez con una mujer?
-No, pero lo he pensado muchas veces. Aunque si te digo la verdad, a mí me gustan demasiado las pollas y que una polla grande y gorda me folle salvajemente. Me parece a mí que el sexo lésbico es mucho más suave y delicado.
-No te creas, contestó Susana, hay de todo.
-Pues ahora mismo no me apetece probar, lo que tengo ganas es de un macho que me monte y me dé bien.
Con esta ...