1. Mari Carmen, una madre muy ardiente. 8


    Fecha: 26/01/2019, Categorías: Incesto Autor: hagen2012, Fuente: SexoSinTabues

    ... hombre joven, vestido con ropa deportiva. Entonces, a la mujer de cuarenta y tantos años- cuarenta y cinco para ser exactos – se le ocurre por primera vez que aquel hombre tal vez esté observándola. Y que ella le ha proporcionado un motivo más que suficiente para continuar haciéndolo, al descruzar las piernas y mostrarle su entrepierna cubierta por la fina y casi transparente tela de sus braguitas negras , las que ha elegido por la mañana para salir, unas de encaje y tipo tanga, que tenía pensado serían un espectáculo irresistible para su marido. Al pensar en ello, Mari Carmen se imagina a sí misma en ropa interior, mostrándole las eróticas braguitas a su marido, pero su marido, en esta ensoñación, tiene un pene enorme, colosal, grueso y endurecido su marido, en su ensoñación, no es su marido: es su hijo Pablo, su hijo, con el cual, en estos días pasados sin la presencia de su marido, ha mantenido una tumultuosa e incestuosa relación. Asustada por la implicación de su ensoñación, Mari Carmen intenta apartarla de su mente, pero no puede. Su hijo Pablo, desnudo, con su enorme polla tiesa y anhelante, se instala en su cerebro y no quiere marcharse. Es más, su hijo, con una gran sonrisa, le dice, o eso le parece, en un susurro apenas audible: "Ven aquí, mamá, eres mi mujer, vamos a divertirnos, vamos a follar un rato." El hombre joven se ha levantado y se dirige hacia ella. Mari Carmen tiembla, pero no de miedo, sino de excitación, pues la imagen de su hijo desnudo reina en su ...
    ... cerebro, y no puede sacársela de encima. De forma automática, separa aún más las piernas. El hombre se detiene, evidentemente sorprendido, pues ahora las bragas negras de Mari Carmen son visibles sin ningún problema, asomando con timidez entre la profundidad de los muslos desnudos de la cuarentona. Mari Carmen mira sin ver al hombre, que ahora que está más cerca se nota que es muy joven, de aproximadamente unos veinte años, o tal vez menos. Mari Carmen entreabre los labios no puede contenerse, es horrible, pero el deseo sexual la domina y la imagen de Pablo desnudo y con la polla tiesa es más intensa que antes. Una parte de la mujer, una parte racional que todavía intenta pensar con independencia de las partes más bajas de su cuerpo, le sugiere que aquel deseo extraño e innatural está relacionado con los problemas que tiene con su marido, que en realidad, sin consiguiera resolver dichos problemas, tal vez dejaría de estar obsesionada con Pablo y su enorme polla, que dicha obsesión no es más que una especie de droga que adormece su mente para que no pueda pensar en la cruda realidad. Pero es inútil. Con los ojos extraviados, Mari Carmen desliza una mano hacia la entrepierna. Allí mismo, delante de aquel desconocido que se acerca cada vez más, Mari Carmen está decidida a acariciarse la entrepierna, y que suceda lo que tenga que suceder. Y entonces, una voz conocida la saluda. Tía Mari Carmen! ¿Qué haces aquí?- el joven sonríe, mirando de hito en hito a su tía, que parece haber ...
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