1. Mari Carmen, una madre muy ardiente. 8


    Fecha: 26/01/2019, Categorías: Incesto Autor: hagen2012, Fuente: SexoSinTabues

    ... descendido de una nave espacial. Poco a poco, el reconocimiento se abre paso a través de su recalentado cerebro y la cuarentona balbucea, sorprendida: -¿Ber Bernardo…? ¿Eres tú?- y luego, más dueña de sí, más lejos de la excitación que la doblegaba hasta hace un minuto- ¡Pues claro que eres tu, que grande estás! -Te estaba mirando, tía Mari Carmen, desde aquel banco de allí- dice el chico- Al principio no estaba seguro, pero después si, después si que lo estaba, así que… ¿qué haces aquí, has venido al aeropuerto? ¿A buscar a alguien? Mari Carmen se toma su tiempo para contestar. Aquel es su sobrino Bernardo, que tiene la edad de su hija Pili, o casi. Es el hijo mayor de su hermana, que, claro, vive cerca del aeropuerto. Así que él era el hombre que la estaba mirando con tanta atención. Así que él era el hombre que, con toda seguridad, le había visto las bragas. La idea penetra en su cerebro como un cuchillo acerado de profunda excitación: le ha enseñado las bragas a su sobrino. Sin querer, claro, no sabía que se trataba de su sobrino, pero lo ha hecho. Claro qué, después de haberse acostado varias veces con su propio hijo, enseñarle las bragas a su sobrino no es apenas nada comparable. Mira de nuevo, con interés, a su sobrino. Está alto, es guapo, es joven, y tiene un bulto muy destacado en la entrepierna, que la arrugada tela de la ropa deportiva no puede disimular. -\"Se le ha puesto dura mirándome\"- piensa Mari Carmen, sonriendo para sí- \"Y estoy segura de que sí sabía ...
    ... que era yo, de que sí sabía que la mujer que le estaba enseñando las bragas era su tía, su querida tía, Mari Carmen, devoradora de pollas. Bueno, eso de devoradora de pollas no lo sabe, creo. Aún. \" -Bernardo, me alegro tanto de verte. Pues sí, vine al aeropuerto, a buscar a mi marido, a tu tío, pero no ha podido venir, así que me he sentado aquí a descansar, antes de regresar a casa. ¡Pero ven aquí, dale un beso a tu tía! Y el joven se inclina, ruborizándose, hacia la mujer de cuarenta y tantos años, que se incorpora un poco para recibirlo. Los labios del joven rozan las mejillas maquilladas y perfumadas de la mujer. Mari Carmen vuelve en ese momento la cara, justo lo necesario para que sus labios rocen los labios del joven, que se queda aturdido. Mari Carmen aprovecha ese momento de indecisión y le pasa una mano por la entrepierna, apenas tocando con sus dedos la evidente erección del muchacho. Luego, la mujer se sienta de nuevo. El joven piensa que todo ha sido un accidente, que por accidente ha rozado con sus labios los labios de su tía, y que por accidente, ésta le ha rozado la polla con una mano. Sin embargo, antes de sentarse junto a ella, antes de iniciar una conversación formal, de sobrino a tía, una nube de pensamientos obscenos cruza su mente. En ellos, aparece Mari Carmen. Pero no tiene ropa. En esos pensamientos, Bernardo disfruta del sexo con su tía, una tía Mari Carmen que siempre está desnuda y a punto para sus más bajas fantasías sexuales. Y es que Bernardo ...
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