Mari Carmen, una madre muy ardiente. 8
Fecha: 26/01/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: hagen2012, Fuente: SexoSinTabues
... lleva encima, eso es todo lo que tapa su culo. -\"Me está enseñando el culo. Lo tiene casi al aire, lo tiene casi del todo a la vista. Pero… ¿lo habrá hecho adrede, o solo será mi imaginación? Puede que tan solo sea una casualidad, el viento, el bolso…claro, seguro que ni piensa en mí como un hombre, solo me ve como su estúpido sobrino, no está intentando seducirme, no ha querido de ningún modo que le vea el culo, aunque eso es lo que estoy haciendo\"- piensa Bernardo en un segundo, mientras su tía aún tiene el culo al aire. Luego, con un gesto indiferente, Mari Carmen se incorpora, se arregla la falda y se queda frente a él, con el bolso en la mano. -Hace tiempo que no voy a tu casa…me gustaría ver a tus hermanas, ya que tu madre no está- le dice como de pasada. Bernardo se recupera de la celestial visión de que acaba de ser testigo. Traga saliva e intenta parecer normal cuando dice: No…ellas tampoco están, se han ido a un campamento…Estoy solo, aunque más tarde llegará mi madre. Sin embargo, si quieres, puedes venir a casa, tomar algo. Yo también tengo que irme ya, tengo que ducharme, estoy cansado y sudoroso y, en fin, si tú quieres. -Oh, claro que si, Bernardo, me gustaría mucho ir a tu casa. Así que, vámonos ya, que está haciendo algo de frío. Tía y sobrino se ponen en marcha, hacia la casa de éste, que no está lejos. Mari Carmen mira de reojo a Bernardo, y comprueba que la erección aún continúa, poderosa e indisimulable. Ahora, nos encontramos en el interior de una ...
... casa confortable y luminosa, a pesar de la menguante luz del atardecer. Mari Carmen está sentada con las piernas cruzadas en un sillón ancho y cómodo, con una copa en la mano. El bolso y las gafas, así como la chaquetilla roja, están a un lado. Bernardo la mira, arrobado. Las preciosas piernas de su tía captan su atención, pero también lo hace el escote de ésta, que ahora es todavía más grande que en el parque, pues Mari Carmen se ha desabrochado otro botón como por descuido, de tal modo que ahora solo un botón resta para desabrochar por completo la blusa y los pechos de la mujer están prácticamente al descubierto, protegidos, eso si, por un sujetador escaso y de encaje negro. -Bueno, tía, tengo que…ducharme, ya sabes, estoy sudado y, y,…- balbucea Bernardo, desarmado ante la extraña sonrisa que luce en la cara de su tía. Mari Carmen deja a un lado la copa que su sobrino le ha servido. Con un gesto, le indica que se siente a su lado. Bernardo lo hace, sin saber muy bien cuales son las intenciones de su tía. -Bernardo, no he podido dejar de darme cuenta de que te has pasado la tarde mirándome. Mirándome los pechos, mirándome las piernas. Muchacho, eso no está nada, pero nada bien. Soy tu tía, ya sabes. -Yo, yo…no quería molestarte, tía Mari Carmen, no se lo digas a mamá. Yo…no he podido evitarlo, eres tan…tan hermosa. - el chico enrojece al decir esas palabras. Se siente como un estúpido. Mari Carmen lo mira con indulgencia. Luego, le acaricia la entrepierna, deteniéndose con ...