Lujuria navideña
Fecha: 28/01/2019,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Slim Pantyhose, Fuente: CuentoRelatos
Era una fecha importante, pues la compañía para la cual trabajo nos festejaría con nuestra cena navideña y lo tenía que hacer en esta fecha, puesto que todos salimos de vacaciones y después de ello, sólo los que se quedan a trabajar en la empresa, son las personas que hacen guardias. De tal forma que el lunes pasado nos festejaron.
Le pedí a mi esposa que pidiera permiso en su trabajo para que me acompañara a nuestro festejo, estaba muy renuente al respecto, pero después de tanto insistir, terminó aceptando bajo una condición, que le comprara unas sandalias que había visto en una plaza comercial. Dije, bueno, si esa es la condición, no hay problema, para eso es el aguinaldo, o no? Jajajaja.
Fuimos a la plaza comercial el domingo anterior, después de dos o tres horas de andar dando vueltas como loco decidió comprarse las sandalias y un conjunto negro de bra y tanga, la verdad es que valió la pena, prendas muy coquetas, finas, de encaje y que las luce de manera espectacular.
El lunes nos fuimos a trabajar como de costumbre, pero acordamos que nos veíamos a las cuatro de la tarde en casa para alistarnos y si, así lo hicimos. Lo que ella no sabía es que algunos de mis compañeros de trabajo llegaron a ver fotos de mi esposa en mi celular; algunas con poca ropa, algunas desnudas y hasta llegaron a darse cuenta de que mi esposa es un poco puta. Comentábamos con los amigos que después del festejo nos iríamos a un lugar más tranquilo, cada quien con su pareja respectiva, ...
... excepto dos de ellos que aún son solteros; un chavo como de 22 años y un intendente que anda cerca de los 50 años.
Vaya, ella se veía espectacular. Decidió vestir con una blusa negra calada, una micro falda que sólo con el hecho de caminar y por el contoneo de sus caderas, se le alzaba lo necesario como para disfrutar una vista hermosa de sus nalgas. Iba vistiendo unas hermosas pantimedias en color natural de la marca Oroblú y sus sandalias nuevas y no es por jactarme verdad, pero muchas de las miradas de propios y extraños se posaban en las hermosas piernas enfundadas de mi esposa.
Llegó la hora de la cena, después el brindis y posteriormente el baile, ahí fue el inicio de mi excitación, pues cada vez que mi esposa y yo pisábamos la pista las miradas se volvían como cuchillos, penetraban hasta lo más hondo de mi ser pues muchos de mis compañeros se los juro, parece que se la querían devorar ahí mismo.
Mientras bailábamos una pieza algo romántica se me acerca al oído y me dice:
-Oye amor, el chico que está a mi lado no deja de mirarme con mucha lujuria las piernas.
-Y porque no le permites que te las roce cada vez que te mueves? –le dije.
-ya amor, en más de una ocasión se ha agachado y cada vez que me muevo me ha rozado las rodillas; quién es él?
-Mira, la verdad ni lo conozco, pero si te quieres divertir un rato no hay problema por mi, pero fíjate bien porque me parece que la señora que está a un lado de él debe ser su esposa, no te vayas a meter en ...