1. Tren


    Fecha: 29/01/2019, Categorías: Anal Autor: arafel, Fuente: CuentoRelatos

    ... blancos y luces más tenues. Y estaba prácticamente vacío. Mi jefe se sentaba ante una de las mesas y delante de él había un muchacho con aspecto desaliñado. Tiendo a desconfiar de aquellos que eligen el chándal como indumentaria más adecuada para viajar y tal vez eso se reflejara en mi cara mientras me sentaba al lado de mi jefe. El chico no dijo nada, sólo me miró con una cierta aprensión. Parecía a punto de echarse a llorar y tenía la mejilla izquierda curiosamente roja. ¿Qué edad tendría?Dieciséis o diecisiete como mucho.
    
    Mi jefe sin embargo estaba bastante animado y eso que, como no había barman, todavía no había podido pedir ni una copa. Pasó a contarme cómo se había encontrado a nuestro acompañante en el aseo público que estaba al final del pasillo. Como éste había creído que él era el revisor y había pasado a disculparse por haber “extraviado” el billete. Y como cuando todo el malentendido se había aclarado, mi jefe le había invitado a tomar algo en el bar. “Bar, restaurante, yo diría incluso el tren entero, vacío” me señaló. No dije nada. La historia me parecía completamente improbable. Por mucho que mi jefe vistiera permanentemente de traje, era casi imposible confundirle con un revisor. Además, ¿había polizones en los trenes? No tenía idea. Pero si no quería contarme lo que realmente había pasado, no iba a ser yo el que insistiera.
    
    Saqué el iPhone y me puse a revisar el correo.
    
    “Nuestro joven amigo” continuó mi jefe, “sabe además que cuando llegue el ...
    ... revisor probablemente va a tener problemas. Afortunadamente yo puedo ayudarle a conseguir el dinero que necesita.”
    
    Levanté la mirada de la pantalla a tiempo de ver como la cara del chico se iluminaba con esperanza.¿Qué hiciste? ¿Intentaste robarle y él se quedó con tu billete? Yo seguí sin decir nada. Incluso con unos ojos esperanzados, la cara del chico no dejaba de ser bastante vulgar. Yo sabía que por una cara así no iba a pagar ni un céntimo.
    
    “Ciento noventa euros cuesta el billete en primera y serán tuyos simplemente si obedeces. Primera es lo más adecuado para ir cómodo, no sé si me entiendes.” Una mirada de perplejidad en el chico y un “sí” casi inaudible saliendo de sus labios.
    
    “Quiero que te desnudes, te arrodilles debajo de la mesa y me comas la polla.”
    
    El chico simplemente se quedó con la boca abierta. Mi jefe, en un movimiento tan rápido que hasta a mí me cogió por sorpresa, se levantó del asiento extendiéndose sobre la mesa y le arreó un bofetón. El chico casi se había caído. Tenía un codo apoyado en el asiento y su cara estaba ahora tan roja que parecía a punto de sangrar.
    
    Miré a mi jefe con desaprobación. El chico era un niño, la idea de forzarle era inconcebible. “Dice que tiene diecinueve y probablemente ya lo ha hecho antes.” Yo miré dubitativo al chico que ahora clavaba los ojos en el mantel de la mesa. “O tal vez no.” continuó mi jefe. “Tampoco es que importe tanto.”
    
    Mi jefe se soltó el cinto. El sonido de la hebilla pareció sacar del trance al ...
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