1. Tren


    Fecha: 29/01/2019, Categorías: Anal Autor: arafel, Fuente: CuentoRelatos

    ... por los pasillos del tren seguro que habría atraído atención y el hombre no querría perder su trabajo.
    
    Dejamos pasar cerca de una hora en la que hablamos un poco de todo: el proyecto gallego que estaba resultando un quebradero de cabeza, Enrique, el viaje a Singapur que teníamos que hacer en otoño. Después de eso, mi jefe me pidió que me acercara a ver si todo iba bien.
    
    Cuando fui al camarote, el revisor se la estaba metiendo. No habían utilizado la litera, estaban en los asientos. El chico estaba desnudo y con las piernas hacia arriba. El revisor estaba completamente vestido, parecía que sólo se hubiera bajado la cremallera del pantalón. Suficiente para echarse sobre él y envestirle una y otra vez. La cara de dolor del muchacho era un poema. No vi lubricante por ninguna parte. ¿Qué estaban usando?¿Saliva? Eso explicaría por qué el chico estaba rechinando los dientes y por qué farfullaba diciendo “no” o “espera, para”. No importaban mucho sus palabras. El revisor seguía al mismo ritmo y cuando pareció cansarse de los lloriqueos le metió tres dedos de una mano en la boca y los dejó allí.
    
    Me senté en los asientos de enfrente. La visión era excitante y no pude menos que sonreír. Ese hombre tenía casi el doble del tamaño que el chico. En un momento de curiosidad morbosa me pregunté si la polla acompañaría el tamaño del cuerpo o si sería justo lo contrario. Los ojos cerrados y las lágrimas de las mejillas del chico parecían confirmar lo primero. ¿Claro que, cuántas ...
    ... pollas le habían follado antes? No aparentaba muy experto. Así que incluso una polla pequeña podría resultarle dolorosa.
    
    El revisor pareció leer mi mente. Estaba sudando, las gotas caían sobre el pecho de su recién estrenado amante. Me miraba y abría la boca en una sonrisa maníaca mientras sacaba la lengua. Con su mano libre sujetó las piernas del chico y se retiró hacia atrás. La polla provocó un sonido de vacío cuando salió del culo. Era grande. No algo monstruoso, pero sí fácilmente unos veinte centímetros. Sí, se parecía a la de mi jefe, un tamaño que yo considero perfecto. Brillaba, además, así que había estado utilizando lubricante. Lo guardas en la chaqueta entonces... hombre preparado... También tenía puesto un condón. Eso era algo sobre lo que no me había atrevido a especular. Y en él, algún resto de suciedad. Los riesgos de un culito desprevenido. Se dio cuenta y me miró como pidiéndome disculpas.
    
    Retiró los dedos de la boca del chico y con ambas manos agarró el extremo del condón hasta quitárselo. Se lo metió en el bolsillo. El chico estaba inerte. Miraba el respaldo del asiento y todavía parecía estar llorando. No era guapo, era sólo del montón. Viéndolo así, usado y abusado, ese hecho era aún más obvio. Un cuerpo pequeño y delgado. Tal vez demasiado delgado. Nariz un poco aguileña, una barbilla ligeramente prominente.No, no tienes más de dieciséis.
    
    Los ojos del revisor eran duros cuando los dirigía a él. Una especie de desdén que yo ya había visto antes en ...
«1...3456»