1. AGUSTÍN Y LAS PRIMERAS EXPERIENCIAS


    Fecha: 13/08/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... mañana desperté mucho antes que todos en casa, había algo raro en mí, me sentía algo incómodo e inquieto. Comencé a moverme de un lado a otro, era muy temprano para levantarse, no pasaban de las cinco am. Miré a mi primo que dormía en la otra cama y no pude dejar de contemplarlo. Algo lo diferenciaba de los demás chicos que conocía hasta entonces, él era realmente precioso. Mi pene estaba erecto, con más fuerza que nunca y esa vez noté cuan placentero era tocarlo. Algo nuevo e increíble estaba empezando a germinar dentro de mí. Mis ojos se posaron en Agustín mientras me tocaba intensamente e intentaba tomar valor para levantarme de la cama y pasarme a su lado. Pero no fui yo quien se levantó, fue él. Cerré los ojos de inmediato y sin mover ni un músculo fingí estar profundamente dormido. —Benjamín, ¿lo querés ver? —Hablaba conmigo, evidentemente me había visto—. Está en su mejor momento. —Sí, lo quiero ver —respondí sin vueltas, de nada servía hacerme el desentendido. Me levanté de mi cama a la expectativa de lo que iba a pasar. —Bueno, lo vas a ver, pero no ahora. Lo miré enojado y a él pareció gustarle. —Primero vamos a jugar un juego muy interesante. Agustín buscó en uno de sus cajones hasta dar con una corbata azul, se acercó y me vendó los ojos con cuidado. —El juego consiste en seguir mis órdenes pero lo más importante, en conocer mi cuerpo solo con tus manos. —Está bien, juguemos —dije, ansioso por lo que me proponía. No podía ver nada. —Primero, de rodillas. Quiero ...
    ... que busques mis pies, quiero que los toques, los beses y me describas cada paso, cada sensación. Busqué sus pies y empecé el juego. —Tus pies son pesados… se sienten graciosos y huelen mal. Tus dedos son largos. Los beso y siento que me gustan —dije, casi riéndome y exagerando algunas cosas, en verdad no olían mal. —Sacame el pantalón. Fui bajándole el pantalón, tironeando desde abajo. —Acariciame las piernas. —Tus piernas están peludas, tus rodillas duras, tus muslos suaves, muy suaves. Mis manos acariciaban sus piernas sin subir demasiado. —Dame tu mano derecha —Dijo y se la alcancé con torpeza hasta tomar la suya. Agustín fue llevando mi mano a su pecho de piedra y continué el juego. —Tu pecho está fuerte y suave, tu abdomen se siente genial. Tenes pelo en el ombligo Agustín colocó mi mano en su paquete. Sobre el calzoncillo sentí un trozo duro que daba empujones contra el algodón y realmente ardía de calor. —Sacame los calzoncillos. Con mis manos fui bajándole los calzoncillos y sentí como su pene hacía ruido al golpear contra su vientre y parecía que todo se salía fuera con prisa. Lleve mis manos, finalmente, a su pene y las choque torpemente con sus testículos. Escuche él grito ahogado de mi primo y pedí perdón, si darle mucha importancia. —Esperá un poco, eso dolió. Despacio nene. —Perdón, perdón. Esperé hasta que el mismo me guio despacio hasta el tronco de su pene. —Es enorme y duro… caliente, rugoso, pegajoso. Tus bolas son pesadas, peludas, suaves. Huele raro, como a ...