1. Más allá de una fantasía con mi madre (Cap. 4)


    Fecha: 02/02/2019, Categorías: Incesto Autor: andrewotero, Fuente: CuentoRelatos

    ... compañeras más jóvenes que ella no tenía que envidiarles absolutamente nada.
    
    Si se vestía de jean, estos eran forrados al cuerpo, siempre acomodados en la parte de las caderas ya que por lo anchas que eran y su diminuta cintura, de fábrica no venían así. Siempre acompañados con una blusa cosida por costurera. No siempre usaba faldas cortas en ocasiones se colocaba unas faldas largas que le llegaban a media pantorrilla, en otras ocasiones se colocaba unas faldas plisadas que daban más realce a esas caderas que de por si eran llamativas. Si usaba vestidos, estos eran diseñados por ella mismo, con una forma que resaltaba sus atributos sin ser reveladores ni provocadores.
    
    Un conjunto que me encantaba cuando se lo veía puesta, consistía en una falda negra medias de nylon, zapatos de tacón negros y una blusa roja con un cinturón delgadito que flotaba por su delgada cintura. Como me excitaba verla vestida así, de hecho en cierta ocasión hasta me molestaba que salga a la calle así, porque me daba cuenta que si a mí me provocaba esos pensamientos, como sería al resto de hombres con los que trabajaba o se cruzaba en la calle. Pero ella me decía que no me ponga celoso, parecería que apropósito lo hacía para provocarme.
    
    Un día de esos que estaba vestida así, regresamos a la casa y nos pusimos a ver la televisión juntos en la cama, ella recostada en el medio de la cama y yo a un lado. No recuerdo bien el programa que veíamos, pero se trataba sobre familias que vivían en cuartos ...
    ... muy pequeños, y de familias enteras en las que prácticamente todos sus integrantes dormían en la misma cama. Lo cual dio pie a que conversáramos de la posibilidad de tener que vivir en una situación así, y de un momento a otro me pregunta:
    
    —Qué pasaría si tuviéramos que vivir de esa manera, en una sola cama todos los días.
    
    Definitivamente no sé lo que me pasó, y casi por instinto solo dije:
    
    —Pues, tendríamos sexo todos los días.
    
    Luego de lo cual, en mi interior, me di cuenta que mi subconsciente me había traicionado, había dicho lo que pensaba y no lo que debía contestar.
    
    —Pero qué te pasa, me dijo, si te das cuenta de lo que estás diciendo, me reclamó.
    
    —Pero yo que culpa tengo, tú me estas preguntando y yo he dicho lo que pienso, contesté.
    
    —Si sabes que soy tu madre, insistió, luego de enfurecerse y sentarse doblando sus piernas a un costado sobre la cama, y ponerse en una posición obviamente a la defensiva.
    
    —Pero si la culpable eres tú, le dije. Mira tú forma de vestir, tan sensual y yo al final de cuentas soy un hombre, terminé.
    
    —A, entonces mejor me visto de monja para evitar estas cosas, amenazó
    
    —No por favor, si quieres nunca más te digo nada, pero no me quites la satisfacción de mirarte así. De disfrutar de tu figura y el poder apreciar tus piernas que me vuelven loco.
    
    Un momento de silencio y una tensión que talvez podría hasta cortarse con tijeras podía sentirse entre los dos. Yo había soltado lo que sentía, y ahora estaba dispuesto a ...