1. Me descubrieron vestida en la oficina


    Fecha: 04/02/2019, Categorías: Incesto Autor: ClaudiaZorra, Fuente: CuentoRelatos

    ... entonces sacó su celular.
    
    - ¿Mamada o foto? Tú eliges.
    
    Estaba atrapada. Tenía que hacerlo, no me quedaba otra.
    
    - “OK, pero será la única vez que lo haga”, dije con un tono de fastidio.
    
    Como ya estaba descubierta, no tenía sentido tener la ropa de oficina encima así que terminé sacándome la camisa y el pantalón quedándome en ropa de zorra únicamente. Carlos se aflojó el pantalón, con una sonrisa de lujuria y satisfacción; su cinturón y bragueta completamente abiertos, se bajó el pantalón y entonces me dijo: “sácalo”, refiriéndose a su verga ahora más grande; con algo de nerviosismo metí la mano dentro de su bóxer y entonces lo pude sentir: ese pedazo de carne que tenía que mamar; lo saqué y en un instante se me hizo agua la boca – era una verga que lucía riquísima: grandota, negra, cabezona. De pronto el “castigo” se sentía más como un premio; traté de disimular mi complacencia pero creo que él se dio cuenta de inmediato: “¿te gusta verdad; te encantará chuparlo todo?”.
    
    Yo ya venía chupando vergas desde hace un tiempo así que no era nada nuevo. Carlos se recostó contra la pared y yo procedí a la clásica posición de una chupa vergas: de rodillas. Debo admitir que estaba súper excitada por lo que me esperaba, pero aún así no quería hacerlo muy obvio. Cogí su mazo con la mano izquierda, humedecí mis labios, abrí mi boca y le di el primer saboreo a la cabeza hinchada de sangre; lentamente empezó a entrar en mi orificio… no se sentía nada mal. Había mamado verga ...
    ... negra antes pero esta se sentía diferente – ¡se sentía riquísima! Empecé a soltarme un poco, me olvidé de todo lo extraño de las circunstancias y me dije “si voy a mamar entonces al menos quiero gozarla” así que cerré los ojos y como una buena puta tragona empecé a metérmela pedazo tras pedazo; sentía como al mismo tiempo la cola de Carlos iba engordándose dentro mío, dejándome con poco espacio para respirar; cada vez más al fondo, ahora la punta tocaba casi la entrada de mi garganta; de pronto tenía sus bolas hinchadas en la barbilla: me lo había metido todo – los casi 25 cm de carne estaban dentro de mi garganta. Al darse cuenta de esto, Carlos agarró mi cabeza con ambas manos, también cerró los ojos, y empezó, como un taladro, a perforar mi boca y garganta: su pieza dura entraba y salía sin parar, una y otra vez, ¡era absolutamente riquísima! Yo ya me sentía totalmente arrecha así que seguí el ritmo, chupaba, mamaba, lo empujaba más adentro, como si fuese algo que quisiera tragármelo a toda costa…definitivamente no hay nada como una pinga negra y gorda para mamar. No sé cuánto tiempo había pasado pero sabía que tarde o temprano tendríamos que salir de allí, además seguro que pronto se vaciaría; no sé si quería comerme su leche; estaba muy ocupada mamándoselo. Para acelerar el fin de esta sesión empecé a chupárselo con más rapidez, entra y sale, entre y sale….Carlos lo estaba realmente gozando; de seguro ni se imaginaba que era tan buena chupando vergas.
    
    De pronto, y de ...