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Papá, dame toda tu pija
Fecha: 05/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Mariana19, Fuente: CuentoRelatos
... señal de que si seguía hablando… yo lo besaría en la boca sin remedio. Cerró, como sellándolos, sus labios e intentó darse vuelta para darme la espalda. En una rápida y esforzada maniobra lo obligue a volver lo poco que había logrado y levantando mi pierna derecha la pase por sobre su cintura para evitar que volviera a intentarlo. Era una lucha sorda… en silencio absoluto, solo quebrado por mis jadeos ya no contenidos y por los truenos de la tormenta que arreciaba afuera. Al tener la pierna levantada mi sexo se abrió y el dorso de su mano ahora tenía un contacto directo y pleno con mi vulva. Mi clítoris desencadeno un orgasmo que, por primera vez en mi vida en contacto de piel con un hombre, me sacudía en espasmos que me hacían sentir que estaba tocando el cielo con las manos. Gustavo aprovecho para, refunfuñando un reto contenido, abandonar la posición y detener lo que estaba ocurriendo. Haciendo uso de mis habilidades gimnásticas cuando intento darse vuelta lo acompañe enganchada con mi pierna y mi brazo y evite que terminara de darse vuelta. Quedo acostado de espaldas con mi cuerpo montado sobre el suyo. Al pegar mi sexo a su cuerpo sentí que él ya no era el mismo de un rato antes. Plegado contra su pelvis, y apretado con mi sexo, una dureza me hacía enloquecer de lujuria. En la oscuridad, él trató de tomar con sus dos manos mi torso para sacarme de encima suyo. Sus manos fueron a parar, por debajo del camisolín, directamente a mis tetas. En ese momento ...
... volvió la luz y el velador, que había quedado prendido, iluminó la escena produciendo una especie de cámara detenida, por la sorpresa. La escena era sumamente erotizante y de un morbo que me volvió loca. Gustavo como encandilado con los ojos bien abiertos miraba con desorientación mi cara y mi cuerpo. Mi largo cabello rubio, enmarañado y salvaje, caía sobre su cara. Mis ojos, húmedos de lujuria y desesperación, miraban su boca como el fruto prohibido que estaba a punto de comer. Mi pelvis, con vida propia y descontrolada, frotaba por sobre la empapada tela de su pijamas, esa estaca corta y gruesísima que me llevaba aceleradamente a un nuevo orgasmo. Sus manos en mis pechos, que en un primer momento empujaban hacia arriba para sacarme, ahora habían quedado quietas y mis pezones, duros y supersensibilizados, comenzaron a sentir una sutil y leve caricia que iba en aumento. La mirada extraviada de Gustavo y su cabeza haciendo el movimiento de la negación no eran suficientes para detener en huracán de sexo que se acaba de desatar. –No lo hagas más difícil, Gustavo… te necesito… sos la persona que más quiero y en quien más confío… no me falles… yo no te voy a fallar. –Pero… Mariana… es que… -no lo deje terminar. Mi lengua se introdujo en su boca como una bala. Intento rechazarme, pero mis manos tomaron su cara y la presión de mi sexo sobre el suyo aumentó… finalmente sentí su lengua penetrar en mi boca y el sabor de su boca condimentar el tremendo orgasmo que estaba ...