1. Papá, dame toda tu pija


    Fecha: 05/09/2025, Categorías: Incesto Autor: Mariana19, Fuente: CuentoRelatos

    ... de desenfreno…
    
    Como a la hora de estar en la mas absoluta oscuridad cayó muy cerca de casa un rayo que sacudió toda la casa con terrible estruendo.
    
    Como muchas veces he hecho, desde que era muy chiquita, rápidamente fui a calmar mi miedo a la cama de mis padres. Esta vez había tres cosas que no eran habituales. Primero… mamá no estaba en la cama. Segundo…yo, debajo del corto camisolín, estaba totalmente desnuda. Tercero… me sentía terriblemente caliente.
    
    –Papi… haceme lugar… que tengo mucho miedo… -le dije en la más absoluta oscuridad mientras levantaba la ropa de cama y me metía por su lado obligándolo a correrse hacia el medio de la cama matrimonial.
    
    –Bueno Mariana… pero solo un ratito y volvés a tu cama, ¿estamos?
    
    Pase mi mano sobre su pecho desnudo y apoye mi cabeza en su hombro. El olor de su cuerpo… sus vibraciones… el vello de su pecho que acariciaba mi brazo… me hizo entrar en un paraíso nunca soñado.
    
    Instantes después otro rayo sacudió la noche con estrépito. El sacudón que pegué junto a papá hizo que él, girando un poco su cuerpo hasta ponerlo de costado frente a mí, tomara con su mano mi cabeza y me besara dulcemente en la frente.
    
    –No tengas miedo, nena… papá esta acá… trata de dormir… -me decía en el oído mientras su mano pasaba reiterada y suavemente por mi cabeza hasta casi la nuca.
    
    Invadida por escalofríos y ráfagas de fuego interno me acurruque en su pecho y abrazándolo pegue aún más mi cuerpo al suyo.
    
    Un rayo más fuerte que el ...
    ... anterior me permitió abrazar con más fuerza su cuerpo semidesnudo. Mi corazón latía con una fuerza inusitada… parecía que se saldría por mi boca.
    
    Mi liviana ropa de dormir se había subido por sobre mi cintura hasta amontonarse debajo de mis tetas. El pantalón corto de su pijama, única prenda que cubría su desnudez, era la única barrera que quedaba entre mi sexo, palpitante y encendido, y el suyo aún en calma.
    
    Estaba tan pegada a él que sentía, apoyado en mi pelvis, un bulto sin ninguna rigidez, pero de un tamaño considerable.
    
    Su brazo derecho, al ponerse de costado para acariciarme la cabeza con el izquierdo, había quedado junto con mi brazo izquierdo apretado entre los dos cuerpos y la cama. Lentamente tome su mano con la mía y nuestros dedos se entrelazaron. Casi instintivamente acerque esa unión a mi sexo. Los labios de mi vulva sintieron el contacto con el dorso de su mano.
    
    Al sentir la humedad de mis labios vaginales Gustavo hizo un intento de sacar la mano. Con fuerza apreté los dedos para evitarlo y acerque aún mas mi sexo para que el contacto fuera fuerte y pleno.
    
    –Mariana… es conveniente que te mudes a tu… -comenzó a decir papá. Se interrumpió de inmediato para evitar un problema mayor.
    
    Cuando empezó a hablar, en la total oscuridad de la tormentosa noche, puse mis labios a escasos milímetros de su boca. Mi ya agitada respiración, producto de la excitación que me transmitía el frotar con desesperación el dorso de su mano por mi clítoris, le dio la clara ...
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