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El joven, obedientemente hizo todo aquello que yo le indicaba, separó sus piernas y esperó, a los pocos segundos comencé a penetrarlo con mi verga.
Fecha: 07/09/2025, Categorías: Dominación / BDSM Gays Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30
... dos. En esos momentos no dudo que él comenzó a sentir mi dura y caliente verga, contra sus casi desnudas nalgas, y de inmediato le dije, prácticamente lamiéndole su oreja. “Dejemos de juegos tontos, tú tienes algo que me vuelve loco, y yo tengo lo que tú quieres. Así que no perdamos el tiempo, te parece.” Mis palabras resonaron en sus oídos, así que, sin decir ni esta boca es mía, él soltó tanto el cepillo como la manguera, y de inmediato se desprendió de su mojada camiseta, así como de su pequeño y ajustado interior que más bien parecían unos pantis, quedando del todo desnudo, entre el potro, y yo. Al ver lo que él estaba haciendo, me terminé de quitar los pantalones, de inmediato sentí sus nalgas, pero en ese instante completamente desnudas, nuevamente contra mi verga, de inmediato le dije. “Así me gusta, ahora separa un poco las piernas, y trata de relajarte.” Obedientemente hizo todo aquello que yo le indicaba, apoyándose contra el potro, separó sus piernas y esperó, a los pocos segundos comencé a penetrar con mi verga su esfínter, poco a poco fui ejerciendo presión, a medida que lo fui penetrando, él comenzó a quejarse por el dolor que fue sintiendo. Pero aun, y así permaneció en silencio, como quien dice gritando para dentro, lentamente fue sintiendo, como mi miembro centímetro, a centímetro lo iba penetrando, con mis manos, lo sujetaban por las caderas, pegando más, y más mi cuerpo al del. Hasta que todo su cuerpo, y el mío se puede decir que eran uno solo, por un ...
... rato permaneció sin moverse, hasta que comenzó por iniciativa propia, a mover sus paradas nalgas. Suavemente al principio, pero a medida que yo comencé a ir penetrándolo, él también comenzó a mover sus caderas, mientras que yo, seguía metiendo y sacando toda mi verga de su cuerpo. Los movimientos de sus caderas fueron más bruscos, y prolongados, con ello el placer que estaba comenzando a sentir, era algo prácticamente indescriptible, a medida que tanto él como yo, nos movíamos, de manera divina, yo le continúe hablando, diciéndole. “Tienes un culito divino, no sabes desde hace cuánto tiempo, que estoy antojado del”. No tan solo las cosas que le seguía diciendo, sino la manera en que se las decía, al tiempo que le agarraba las nalgas, el pecho, y su cabeza. Casi sosteniéndolo entre mis brazos, lo retiré del potro, que ya comenzaba a ponerse algo nervioso, con toda mi calma, lo conduje a una de las jaulas que se encontraba vacía, donde ya los dos tirados sobre el heno, continuábamos intensamente nuestra relación. En cierto momento, saqué todo mi miembro de su cuerpo, mientras que él, se quedó recostado sobre el heno, observando mi miembro entre mis dedos, y aun bastante deseoso de que yo continuase metiéndoselo. Lo tomé por los tobillos, y al mismo tiempo que se las levantaba, hice que separase las piernas, tras lo cual no tan solo volví a sentir, como enterrar dentro de su cuerpo, mi pedazo de carne, sino que pudo ver con toda claridad como lo hacía. Para él fue algo casi ...