Las aventuras de Benito y su perro “Husme” IV
Fecha: 08/09/2025,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: Viejo Intrepido, Fuente: TodoRelatos
... una velocidad similar a como había cortado las zanahorias, haciendo que Sandra empezase a gemir a los pocos minutos, mientras el hombre totalmente enajenado, y posiblemente sin ser consciente de que su único afán era dar placer a aquella preciosidad de mujer para después seguir con su hermana, mantenía su rapidísimo mete y saca sin dar muestras de cansancio. De pronto Sandra de nuevo tuvo otro clímax enorme y se dejó caer de espaldas en la gran mesa, y Benito sin que Patricia se lo esperase dio un paso lateral y al igual que había hecho con Sandra, la cogió su bellísima cara y le dio otro tremendo ósculo, que ella con enorme sorpresa fue incapaz de rechazar. Mientras sus lenguas se enzarzaban en un lujurioso baile, el empezó a restregarle su cipote en el coño, momento en el que “husme” aulló, dándole a entender a su amo y amigo que la joven estaba dispuesta a examinarlo profundamente.
Daba la impresión de que a Benito le habían dado cuerda, pues con la misma cadencia que a Sandra, una vez insertado su cipote en el chocho de su hermana, no paraba con sus rapidísimos golpes de pelvis, y aunque Patricia parecía ...
... que no disfrutaba con aquel velocísimo polvo, pasados unos siete minutos empezó a gemir estrepitosamente, levanto sus piernas y puso sus talones en los hombros de su ocasional amante a la vez que era ella la que cogía la cara de Benito y empezaba a besarle entre gemido y gemido hasta que se convulsiono y se dejó caer de espaldas al lado de su hermana diciendo:
-Joder Sandra, si hasta me ha gustado, pero ahora te toca a ti recompensar a Benito, que el muy jodido aún no se ha corrido.
-Entones ¿Estoy aprobado? – pregunto jovialmente el hombre mientras Sandra le empezaba a darle una mamada gratificante tras bajarse de la mesa – Os diré que, aunque no volváis a necesitar de mí, me habéis hecho sentir mucho más seguro de mí mismo, pero como buen vecino siempre estaré a vuestra disposición, aunque solo sea para elaborar la cena como lo voy a hacer ahora mismo.
Tras terminar por segunda vez, ahora en la boca de la otra hermana, se subió los pantalones con una sonrisa de oreja a oreja y más feliz que nunca en su vida, se afano en preparar una ágape tan extraordinario como los acontecimientos que acababa de vivir.