1. Memorias de una Perra Humana - Parte 1


    Fecha: 08/09/2025, Categorías: No Consentido Autor: Celine Parra, Fuente: TodoRelatos

    ... cómo el sudor le corría por la espalda. β€œUn buen líder, si solo me habla mal y me mira con deseo.” pero este pensamiento se lo guardo para ella y solo mostro una bella sonrisa.
    
    Las horas pasaron sin misericordia. El sendero se hizo más empinado, el aire más delgado. Sus sandalias, pensadas para paseos urbanos y no para trekking de montaña, le habían dejado los pies en carne viva. Las medias marrones estaban rotas en varios lugares, y el vestido se le pegaba al cuerpo como una segunda piel húmeda.
    
    Al caer la noche, el grupo no se detuvo.
    
    β€” Seguimos β€” ordenó Ramiro sin mirarla β€”. Hasta el amanecer.
    
    Andreita quiso protestar, pero el sonido de los animales nocturnos calló cualquier palabra en sus labios. Aullidos lejanos, crujidos en los arbustos, el zumbido de insectos que parecían acecharla. Cada sombra tomaba formas monstruosas en su mente agotada.
    
    El amanecer los encontró en un claro junto a un río de aguas turbias. No había cabañas, ni baños, ni siquiera letrinas. Solo cincuenta hombres sacando carpas de sus mochilas y comenzando a armar campamento con una eficiencia militar.
    
    Ramiro se acercó a ella, oliendo a sudor y tierra. Sus ojos azules, ahora más claros bajo la luz del alba, recorrieron su cuerpo exhausto con una frialdad que la hizo encogerse.
    
    β€” Bienvenida a tu nuevo hogar, influencer β€” dijo, mostrando unos dientes amarillos en lo que pretendía ser una sonrisa β€”. Aquí pescamos, cazamos, y vivimos como hombres.
    
    Andreita miró alrededor, notando ...
    ... cómo todos los ojos estaban puestos en ella. No era paranoia. Era hambre.
    
    β€” ¿Y... dónde duermo yo? β€” preguntó, sintiendo cómo la voz le temblaba al darse cuenta de lo obvio: nadie le había dicho que debía traer carpa.
    
    Ramiro se rió, un sonido seco como el crujir de huesos.
    
    β€” Eso depende de vos, Andreita β€” respondió, pasando el dedo por el filo de su machete antes de darse vuelta β€”. De cuánto estés dispuesta a pagar por un techo.
    
    β€” Si claro β€” Para ella era normal tener que pagar por una carpa ya que no había traído la suya β€” ¿Cuánto dinero por una carpa?
    
    β€” Plata no, nena β€” dijo el líder, pasando la lengua por sus labios agrietados mientras su mirada azul recorría su cuerpo como si ya lo tuviera desnudo ante sí β€”. Ya vamos a encontrar otra forma de pago. No te preocupes por eso.
    
    Andreita tragó saliva, pero forzó una sonrisa profesional. Su mente, entrenada para encontrar el ángulo perfecto en cada situación, se aferró a la explicación más inocente.
    
    β€” ¡Ah, claro! Puedo ayudar con las tareas del campamento β€” dijo con un entusiasmo que sonó falso incluso para sus propios oídos β€”. Juntar leña, cocinar, lo que necesiten...
    
    Ramiro no respondió. Solo siguió sonriendo mientras se alejaba, el machete balanceándose en su mano como una extensión natural de su brazo.
    
    El campamento tomaba forma bajo el calor del mediodía. Andreita observó cómo los hombres se movían con una sincronización inquietante, como si hubieran hecho esto muchas veces antes. Algunos armaban ...