Un Entrenamiento Real
Fecha: 17/09/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: AndyStories, Fuente: TodoRelatos
Llevaba un par de meses yendo al nuevo gimnasio de mi colonia. Era un lugar grande, con una gran variedad de máquinas, por lo que necesitaba muchos entrenadores para monitorear todo el lugar.
Yo siempre iba después de las nueve de la noche, que es cuando estaba más vacío, ya que era unas horas antes de que el gimnasio cerrase.
El punto es que, desde hacía semanas, notaba algunas miradas de parte del dueño del gimnasio, que además era uno de los entrenadores. El típico que solo ayudaba a chicas jóvenes y con mallones apretados. Alguien en buena forma, brazos grandes, joven. Yo calculaba 1.90 de altura; alguien que claramente imponía.
Los coqueteos empezaron sutiles: una corrección innecesaria en la postura, comentarios casuales sobre mis atuendos, los cuales no eran los más llamativos. Y aunque fingía profesionalidad, sus ojos me decían otra cosa.
Una noche, fui la última en quedarme. Estaba practicando una rutina de glúteo, que era la zona que buscaba mejorar personalmente. Él estaba haciendo inventario en las máquinas expendedoras, aunque yo sabía que estaba vigilándome de reojo.
Cuando las luces de la recepción se apagaron y solo quedó la tenue iluminación de la zona de máquinas, el ambiente se volvió tenso de pronto. Sentía una presencia, una mirada. Algo que en otra situación me aterraría, pero que en ese momento, parecía disfrutar.
—¿Terminaste tu rutina? —me preguntó. De alguna forma, estaba detrás de mí, sin que me diera cuenta.
—Todavía me falta ...
... trabajar un poco de glúteos —respondí, sonriendo.
—Lo que pasa es que ya vamos a cerrar, y necesito limpiar las máquinas —dijo, apoyando su brazo sobre una caminadora.
—¿Y no crees que puedas dejarme un poco más? Solo diez minutos —dije, ladeando la cabeza con picardía.
Me miró, acercándose lentamente y acorralándome entre él y una de las máquinas.
—Supongo que podemos hacer una excepción, pero tiene un costo extra... —dijo, poniendo su mano en mi hombro.
—¿Y de cuánto estamos hablando? —dije, pasando mi mano por su abdomen. Podía sentir sus músculos marcados por encima de la camiseta.
—No es sobre dinero —dijo con una voz calmada.
Estaba mirándome a los ojos. Poco a poco se acercó a mí, hasta que me besó: un beso largo, lento, pero cargado de energía.
Desde que entré al gimnasio ya sospechaba de sus intenciones, y una vez confirmadas, decidí hacer las cosas sin rodeos. Me aparté de él y, con toda la seguridad, le pregunté:
—¿Quieres que lo mame primero o pasamos directamente a lo que buscas?
Se quedó en silencio. Su respiración empezó a agitarse y, sin ninguna duda, tomó mi cintura, me levantó y me llevó en brazos hasta el mostrador de la recepción.
Con una fuerza impresionante, rompió mis leggings, dejando al descubierto mi ropa interior, la cual ya estaba húmeda por toda la situación.
—Quiero sentir tu humedad primero —dijo, para después usar sus dedos en mi centro.
Unos dedos tan gruesos que estuvieron a nada de hacerme terminar de lo ...