Un Entrenamiento Real
Fecha: 17/09/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: AndyStories, Fuente: TodoRelatos
... bien que los usaba.
Él no tardó en desabrochar su pantalón, dejando a la vista su miembro, que, viendo el resto de su cuerpo, no decepcionaba para nada. Era el más grande que había visto en mi vida, lleno de venas, totalmente apetecible.
Por puro instinto, empecé a rodearlo con una de mis manos y comencé a masturbarlo yo también. Era una sensación electrizante; nos mirábamos a los ojos mientras nos generábamos placer mutuamente, dejando escapar gemidos largos y ruidosos.
Entonces dejó de tocarme y empezó a besar mi cuello, poco a poco bajando hasta mis pechos, lamiendo por encima de mi top, el cual decidí levantar, liberando mis pezones. Los besó con dedicación y lujuria, para después deslizarse hacia abajo. Yo estaba totalmente a su merced, así que abrí las piernas sin pensar, lista para recibirlo. Noté su cara de deseo. Entonces comenzó a devorarme con su lengua firme y mojada, saboreándome a fondo, hasta que un primer orgasmo llegó, dejando escapar mis fluidos en su boca.
Totalmente controlada por el placer, y con actitud decidida, me bajé del mostrador para arrodillarme. Tomé su miembro entre mis manos y lo metí en mi boca. Lo succionaba lento y profundo, con gemidos que vibraban en mi garganta, haciendo que él se aferrara al mostrador para no correrse de inmediato.
Estaba completamente entregada. Lo sentía temblar entre mis labios, con la respiración agitada, marcando el ritmo, dejándome hacerlo mío con la boca.
Pero no quería que terminara así. Quería ...
... sentirlo dentro de mí.
Solté su miembro con un último beso húmedo en la punta y lo miré con descaro mientras me incorporaba lentamente. Él me sostuvo de los brazos y, sin decir nada, me besó con una mezcla de deseo y ternura inesperada. Me tomó de la cintura, me alzó con facilidad, y nos sentamos sobre una banca cercana sin dejar de besarnos.
Nuestras bocas seguían chocando con hambre, nuestras lenguas se buscaban como si lleváramos años deseándonos. Sus manos acariciaban mis muslos, subían por mi espalda y apretaban mis glúteos. Mis piernas rodearon su cuerpo casi por instinto, y noté su erección rozando mi entrepierna.
—Quiero sentirte dentro de mí —le dije, susurrando en su oído.
Me giró con decisión. Me colocó de espaldas, apoyando mi pecho en la banca. Sentí cómo me abría las piernas, y en un solo movimiento me penetró.
Solté un grito ahogado que retumbó entre los aparatos. El sonido de nuestros cuerpos chocando llenaba el lugar, mientras él me sujetaba fuerte de las caderas, penetrándome sin descanso. Cada estocada era intensa, profunda, llena de esa mezcla deliciosa entre lujuria y deseo contenido.
Se inclinó sobre mí, besándome el cuello, jadeando contra mi piel. Me tomó del rostro, me giró hacia él y me besó con fuerza, como si necesitara tener mi boca también. Entonces me cargó de nuevo y caminó conmigo hasta el tapete acolchonado del área de abdominales.
Me recostó boca arriba con cuidado y se metió entre mis piernas, volviendo a penetrarme en ...