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Compañeros de oficina
Fecha: 20/09/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: leoooxnrk, Fuente: TodoRelatos
... arcada, aunque esté sometida: ha vuelto la madre dominante. Al menos durante un instante, porque Mario se da cuenta y decide que ahí manda él. Que para algo sus pelotas están golpeando en su barbilla. Para algo son las rodillas de Mónica las que se enrojecen del contacto con la moqueta. Así que la levanta, ella hace un gesto de desaprobación: quiere más polla en su campanilla. Quiere atragantarse. Pero ahora le toca a él. Pone a Mónica mirando a la fotocopiadora. Se agacha suavemente frente a sus nalgas que salían hacia atrás y se redondeaban. Podía vislumbrar bajo la seda o el tergal si ese día había decidido llevar tanga. Baja la falda de un tirón y lo separa levemente de su piel con un solo dedo. Echa el tanga a un lado para abrir hueco. Ella se recuesta completamente en la máquina. Mario introduce su nariz y se dispone a comerse aquel coño. Aquel culo entero. Agarrarla de las incipientes cartucheras y empujarla hacia su cara. Quería la noche de aquel culo sobre su rostro. Cuando ya tenía la cara llena de su flujo mezclado con sus babas, cuando ya se había comido aquel culo majestuoso pensó: a esta puta pija me la voy a follar. La incorpora tirándola del pelo. Para ello la agarra levemente del cuello con una mano sintiendo por fuera esa misma garganta que hace unos segundos llenaba su polla. Dónde está tu altanería puta pija. Y entonces la folla. Sin premeditación ni contemplaciones la empotra una y mil veces haciendo sonar en golpes secos sus cuerpos ya húmedos ...
... por el sudor. Mario pierde los estribos y se comporta como un animal. Mira al techo y gime mientras la embiste más y más rápido hasta que suelta un estertor. Pensaba que se correría en un segundo por lo brutalmente cachondo que la pone verla andar con su pose altanera por el pasillo. No fue así. Cuando al fin se corrió dentro de ella, además, tardó unos segundos y varias embestidas más en vaciarse del todo. Sintió cómo la llenaba como un panadero llena un bollo de crema. Sacó su manga pastelera de aquel enorme culo candente y palpitante y aún le quedo crema para derramarla en una de sus anchas nalgas. Ella seguía allí plegada. Exhausta y bien follada. Hoy se han cruzado en la sala de café. Mónica se ha apoyado en la encimera y cogiéndole de la mano lo ha acercado a él y lo ha empezado a besar. En contraste con la barriga de su marido, el abdomen de aquel hombre que empezaba a saborear, no muy definido pero terso y en el que se dibujaban la zona inguinal y los oblicuos del abdomen, era el paraíso. Tenía telegrafiado su culo pero hasta ahora no sé había percatado de aquellos hombros y esa espalda ancha que palpaba mientras le metía la lengua en sus labios. Era como una niña con zapatos nuevos. Con un juguete a estrenar. Le quitó la camiseta. Seguía con la palma de sus manos el trapecio y los contornos de esa espalda dura como una adolescente. Se agarraría a esa espalda como una niña que quieren separar de su padre. Solo que lo que le haría a ese chico no se le hace a un ...