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ABRIENDO LAS ALITAS 3
Fecha: 22/09/2025, Categorías: Gays Autor: Martian25, Fuente: SexoSinTabues30
... ropa para otras personas y frecuentemente salía a visitar a sus clientas y tardaba en regresar. A veces, cuando estaba su mamá en casa solo jugabamos, pero cuando no estaba, en cuanto yo entraba, José se desabrochaba el cierre del pantalón y me enseñaba su pito, que siempre lo tenía parado, yo me sonreía y yo mismo me bajaba los pantalones y la trusa. No importaba donde estuviéramos, me lo hizo en la cocina empinado en una silla, en el sillón de la sala, a medio patio y hasta en la recámara de su mamá. –Nunca ledigasa nadie lo que hacemos –me recordaba constantemente. –¿Es algo malo? –me atreví a preguntarle un día. –Si fuera malo no se sentiría chido. ¿A ti te gusta, o no? Pero los papás nos regañan si lo hacemos. Mis visitas a José se volvieron frecuentes, una o dos veces por semana. Lo hacíamos rápido para evitar que mi mamá sospechara lo que hacíamos. Al pasar los meses, José iba creciendo y su pene se iba haciendo más largo y grueso, y yo lo iba sintiendo cada más agradable cuando me penetraba. Lo bueno era que mi culito también se iba adaptando poco a poco al crecimiento de su pito. Me encantaba tanto que me “cochara” que a veces era yo el que empujaba mis nalguitas hacia atrás para que me entrara todo, o yo solito me sentaba sobre él, sentía que mi cuerpo necesitaba estar pegado al cuerpo de José. Después de muchos meses de hacerlo, en una ocasión que José me penetró, pasó algo curioso; José empezó a gemir más fuerte que de costumbre y se movía ...
... más brusco que otras veces. –¡Ah!, que rico –dijo José en medio de la excitación. No entendía qué pasaba y no dije nada, yo también me sentía más eufórico ese día. El roce de su pene se sentía diferente, más caliente y duro, me estaba gustando mucho más que antes. Me imaginaba que su pene se metía y me llenaba todo el cuerpo por dentro. Con una mano José pelaba y apretaba mi pito al mismo ritmo que se movía dentro de mí y con eso me daba mucha felicidad. Luego, de pronto, José cerró los ojos y empezó a temblar, metió el pene hasta el fondo y se detuvo un instante. Entonces, sentí que su pito palpitaba y que algo caliente me inundaba por dentro. Con eso me provocó como una descarga de energía en todo el cuerpo, gemí fuerte, me temblaban las piernas. En cuanto José salió de mí, toqué mi hoyito con la mano para ver qué era eso tan caliente que había salido de su pito, pensé que me estaba orinando. Mis dedos se llenaron de algo pegajoso, llevé mis dedos hasta la nariz y reconocí el olor, de inmediato recordé las noches que despertaba con mi trusa mojada cuando dormía con mi hermano Marco. –Son mis “mecos”, tarugo –dijo José al ver mi cara de sorpresa. –¿Qué es eso? —Eso sale del pito cuando cochamos. José me mostró su pene embarrado de un líquido blanco, seguí sin entender mucho. Lo que sí entendía era que cada día disfrutaba y deseaba más lo que me hacía. Me acostumbré tanto a las sus caricias que en cuanto olía la crema para las manos que teníamos en casa ...