🔥 Sudor, Hormonas... y Marcos (9) - Relatos Eróticos

🔥 Sudor, Hormonas... y Marcos (9)

... imaginaos —prosiguió Raúl, con la voz grave, cada vez más cerdo—. Vas al cine a ver una peli, y tienes a un tío de rodillas, babeando tu rabo, intentando que no se le note. Qué más quieres.

Samuel se frotó la cara, casi sudando. —Me pone de una manera…

—Claro que te pone —se burló Raúl—. Porque sabes que va a hacerlo.

Javi tragó saliva, ya con la polla reviviendo. —Hostia, tío… le voy a pasar una foto mañana cuando salga de la ducha, pa’ que se motive.

—Mándasela ahora —propuso Raúl, chungo—. Que sepa lo que le espera.

Javi dudó, pero acabó riendo. —Va, va… la polla marcando en el pantalón, ¿no?

—Eso, tronco —Raúl se descojonó—. Pa’ que venga con la mano calentita.

Samuel seguía con cara de pasmo. —Sois unos cerdos, colega.

—Y nos encanta —remató Raúl.

Todos guardaron un silencio breve, pero cargado, imaginando la escena en la última fila del cine. La idea los tenía a todos palote, con las pulsaciones disparadas.

Raúl bebió otro trago y dejó escapar una risa baja.

—Mañana vamos a hacerle un cine X en directo, chaval.

Piso de Marcos, jueves noche

Me encerré en mi cuarto nada más llegar a casa. Había sido un día largo, y tenía la cabeza embotada de cansancio y de repasar apuntes, pero aun así no lograba centrarme. Últimamente Raúl no dejaba de mandarme mensajes raros, y eso me tenía el estómago encogido.

Dejé el móvil sobre la mesita, intentando no mirarlo, pero al rato empezó a vibrar. Un audio de Raúl. Me quedé con la vista fija en la ...

... pantalla, dudando. Al final, con un nudo en la garganta, le di al play.

—Marquitos… —sonó su voz grave, burlona, casi asquerosa—. Mañana, al cine, ¿eh? Que no te rajes. Vas a venir, zorrita.

Tragué saliva. Cerré los ojos un momento, intentando calmar los latidos del corazón.

—Nos vamos a pillar la última fila, o un lateral, donde no haya ni dios. Y cuando te lo diga, te vas a poner de rodillas. Así, como en los baños, ¿te acuerdas? —soltó una risita que me dio escalofríos—. Vas a sacármela y me la vas a pajear despacito, mientras veo la peli.

Me tapé la cara con la mano, al rojo vivo, sin poder creer lo que estaba escuchando.

—Raúl… ni de coña, tío, en el cine no… nos pueden ver — le contesté enseguida con un audio, la voz temblorosa.

Me respondió al segundo, casi solapando mi miedo:

—Me da igual. Que nos vea el puto acomodador, si quiere —se reía con desprecio—. Tú vas a obedecer, zorra. Y cuando te canses de la mano, me la vas a chupar.

Me mordí el labio, sintiendo un temblor en las piernas. Tenía los ojos húmedos sin saber por qué.

—Mañana a las diez, en la sesión última, ¿vale? —prosiguió, arrastrando las palabras—. Luego te mando ubicación. Y no vengas con excusas. Te quiero con la mano caliente para empezar a tocarme nada más sentarnos.

Se escucharon risas al fondo en su audio, carcajadas de los colegas. Me helaron la sangre.

—Y espabila, putita —añadió Raúl antes de colgar—. Que si no vienes, ya sabes que puedo pasarle tu video a quien ...