El tatuado Parte 5 - Relatos Eróticos

El tatuado Parte 5

EL TATUADO Parte 5

_No, es otro paciente_ dije

_ ¿Otro paciente igual de pervertido?_ dijo ella y fue hasta la cocina

_No, nadie es un pervertido_ dije

Su madre había dejado la comida preparada también, solo había que calentarla.

Miré el chándal de entrecasa que llevaba, la silueta perfecta de su culazo ¿Qué había sucedido entre ella y Germán? Me moría por saberlo.

Ella se giró hacía mí, su rostro era encantador, perfecto aun crispado como estaba.

_Adriana…._ dije

Iba a confesarle todo, era solo algo…..que se me había ido de las manos, solo eso.

_ ¿Qué quieres?_ dijo ella y sentí que no podía contarle, que tal vez ella no lo supiera todavía.

Y en ese ¿Qué quieres? Estaba la pregunta más profunda de ¿Qué quieres que haga? ¿Quieres que folle con él? ¿Quieres mirar, quieres que te lo cuente?

_ ¿Por qué te has demorado hoy? ¿Te has visto con alguien?_ dije

_ ¿Si me he visto con alguien? Sí, me he visto con alguien…._

_ ¿Con quién?_

_Con una amiga…..no vas a hacer el papel de marido celoso ahora_ dijo con acritud

_No…..no es eso…._ dije, apesadumbrado

Ella me miró sin saber qué hacer ni decir, ninguno de los dos se atrevía a dar el paso, porque si yo le confesaba lo de Tinder ella también acabaría por contarme que….¿Le había mamado la polla a ese tío?

Creo que hubo como un pacto de silencio en ese momento, la verdad era demasiado terrible para salir a la luz en ese instante de cotidianidad, la niña pequeña apareció entre ...

... nosotros y salimos de eso.

Y luego ella pretextó que estaba muy cansada y se fue a dormir, sin conversación en el sofá, sin confesiones, sin momentos de intimidad.

Entonces me senté en soledad en el sofá, me puse un whisky, entré a Tinder, vi el video de Germán y su gran polla y comencé a pensar en que tal vez si me gustaría……

Si me gustaría ver como se follaba a mi esposa.

No dormí bien esa noche, por la mañana había continuado la guerra fría con Adriana, no estaba acostumbrado a esto, a estar disgustado con ella, parecía que habíamos perdido el lazo de comunión que nos unía.

Se me hacía necesario hablar con ella pero a la vez lo temía.

Y luego a media mañana, me encontré con Germán, venía el con su mono de trabajo y un viejo bolso de labor y un maletín de herramientas.

_Mientras estas putas persianas se sigan rompiendo no me faltará trabajo_ dijo

Pidió un pelotazo y un bocata, luego tenía que seguir currando.

_Bueno ¿Qué? ¿Te cuento o no?_ dijo con esa mueca retorcida que pretendía ser una sonrisa.

_Anda, para eso he venido_

_Oye ¿Por qué te pone esto tanto? ¿Has querido ligar con ella?_

_Bueno, si he querido ligar con ella y me ha dado puertas_

_Para mi esta tía no está bien de la cabecita, faltan muebles allí dentro_ dijo y se señaló su propio cráneo.

_ ¿Si? ¿Por qué dices eso? ¿Por los ataques de pánico?_

_No, que pánico ni que leches, lo digo porque ayer estaba como loca por que le enseñe su propia cuenta de Tinder ¿te ...