Nuevo Poder Cap 1 - Relatos Eróticos

Nuevo Poder Cap 1

... labios tocan primero el hueco entre sus senos, cálido y húmedo. Luego se mueve hacia uno de sus pezones, y lo lame con suavidad. Sakura da un pequeño salto, un gemido ahogado sale de su garganta, como un susurro de placer y sorpresa. Él repite el movimiento, esta vez con más firmeza, succionando suavemente, sin brusquedad. Sus manos sujetan su espalda, manteniéndola cerca.

Ella jadea. Un sonido bajo, apenas audible. Sus manos se enredan en su cabello sin darse cuenta, empujándola a la vez que se resiste. El contraste entre la lengua caliente del hombre y la piel fresca de su cuerpo hace que se le erice la piel de punta a punta. Él lame, besa, muerde suavemente. Sakura se arquea sin control, su respiración se vuelve irregular, entrecortada. Sus ojos se humedecen, no de dolor, sino de una emoción que no sabe cómo definir.

“Eres tan sensible,” dice él, con una voz que suena como una caricia. “Es hermoso.”

Sus manos bajan entonces, acariciando el vientre de Sakura, que se contrae al contacto. Ella se estremece, un gemido más claro esta vez, como un sollozo contenido. Él sigue bajando, rozando su ombligo, deslizando los dedos por el borde de su falda, que aún lleva puesta. Pero no se apura. No quiere asustarla. Quiere que se rinda sola, que lo desee tanto como él a ella.

Poco a poco, le quita la falda. Sakura separa las piernas sin darse cuenta, como una flor que se abre bajo el sol. Sus muslos son suaves, blancos, con una vena que se dibuja en el interior, casi ...

... invisible. Él la mira, con los ojos oscuros y brillantes. No dice nada, pero su expresión es clara: la quiere toda. Sakura baja la mirada, avergonzada, pero también curiosa. Sus manos tiemblan, pero no se mueven para detenerlo.

Él vuelve a besarla, esta vez en el vientre. Luego baja, con la lengua, con los labios, con los dedos. Poco a poco. Paso a paso. La desnuda no solo de ropa, sino de miedo. La convence con cada roce, con cada palabra susurrada, con cada mirada cargada de deseo. Ella se rinde, porque quiere creer que es magia. Él se lo permite.

Y cuando por fin llega a su centro, con la lengua, Sakura grita. Un sonido suave, contenido, pero real. Él la saborea, la lubrica con saliva, con lengüetazos lentos, suaves. Ella se estremece, se contrae, se abre. Sus gemidos llenan la habitación, se mezclan con el sonido de la lluvia suave que comienza a caer afuera. El ritual ha comenzado. Y ella, con cada caricia, está más cerca de entregarlo todo.

Hiroshi se toma su tiempo, explorando cada pliegue, cada rincón, con una dedicación que raya en la reverencia. Sakura se retuerce, sus manos agarran las sábanas, sus piernas se tensan. Sus gemidos se vuelven más fuertes, más claros. “Ah... Hiroshi...” susurra, sin saber si es una súplica o una afirmación.

Él introduce un dedo, luego dos, moviéndolos con una precisión que la vuelve loca. Su lengua sigue trabajando, en sincronía con sus dedos, creando una presión que crece y crece. Sakura se arquea, sus caderas se mueven ...