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El amor de mi esclava
Fecha: 08/02/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: charlygaucho, Fuente: CuentoRelatos
... hacerlo, no pude descifrar si era interés, inquietud o picardía. En el medio de una carcajada, le contesté. - ¿Por qué no? ¿Te parece mala idea? Sin dejarla contestar, comencé a besarla y a acariciarla. Mientras mi lengua intentaba llegar a lo más profundo de su garganta, mi mano avanzaba por debajo de la camisa ya desabrochada en busca de sus turgentes tetas, alcanzando una de ellas, acariciándola, abarcándola, exprimiéndola, dibujando con los dedos la imagen de la areola, tomando el pezón entre el pulgar y el índice y apretándolo con suavidad, mientras ella alzaba su cuerpo para intentar que nuestras bocas se fundiesen como nunca lo habían hecho anteriormente. Mientras, mi otra mano descendía por su espalda desde el cuello, rozando su columna, hasta alcanzar el inicio de la comisura de su culo, donde se detuvo, nuestras lenguas se enroscaban en un combate a muerte por la supremacía, por el poder, por la dominación. La mía venció, traspuso su última resistencia y, al mismo tiempo que la mano comenzaba a descender siguiendo la zanja sagrada de su agujero invicto, alcanzó el fondo de su boca, la puerta de su garganta. La otra mano abandonó la teta que presionaba para tomar su nuca y soldar más aún nuestra unión bucal, mientras la restante se apoderaba de su culo y lo transitaba de lado a lado. Cuando, exhaustos nos separamos un poco, le sugerí: - ¿Vamos a la cama? - Vamos donde quieras, a la cama, al piso, al sillón… parada, sentada, de rodillas… lo que ...
... quieras… soy toda tuya… decime y te sigo. - ¡A la cama, entonces! Claudia se puso de pie, se sacó la camisa y graciosamente se puso en posición de firme, se cuadró, hizo un simulacro burlesco de venia militar y expresó: - ¡Sí, señor! ¡A la orden! ¡Cómo usted disponga! - ¡Entonces a la cama, soldada! ¡Subordinación y valor, para servir al superior! Nuestras risas estallaron espontáneamente frente al grotesco de la situación. Ella hizo un giro cerrado y comenzó a marchar militarmente hacia la cama. Cuando pasó frente a mí no pude dejar de aprovechar la oportunidad y mi mano derecha en un movimiento imperceptible se alzó con fuerza, velocidad y contundencia para impactar contra ese rotundo culo que transitaba frente a mis ojos. Claudia sintió el impacto, colocó sus dos manos sobando su culo, tratando de calmar el ardor y la picazón que sentía, mientras me miraba haciendo un puchero: - ¿Me porté mal? ¿Me equivoqué? ¿Qué hice? - No. Te estás portando excelentemente bien. - Entonces, ¿porqué? - Quizás porque tenía ganas de hacerlo, a lo mejor trataba de ayudarte para que pudieras experimentar lo que sintió Lee en ese momento, puede ser que no haya podido resistirme a la tentación cuando semejante culo pasó frente a mí. ¿Algún problema? - Sí… No me alcanzó. Giró para que su culo quedase frente a mí y sin dejar de mirarme, me dijo. Las cosas hay que hacerlas bien… estoy esperando. Lanzando una carcajada, le dirigí un nuevo nalgazo que impactó en su ...