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Bailando norteñas
Fecha: 26/09/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Sven Icaria, Fuente: CuentoRelatos
... ya tenía mi verga completamente dura y empalmada. En efecto, yo también lo estaba disfrutando mucho. Yo estaba muy excitado y nervioso, a la expectativa, esperando el desenlace del encuentro. Bailaron otras cuatro canciones y te dijo que quería llevarte a su coche para enseñarte "algo". Tú le preguntaste que si ya quería su clase magistral. Te miró fijo a los ojos, te sonrió y apretó fuerte tu mano y tu cintura. Justo, en ese momento, sentiste una corriente eléctrica que salía de tu sexo, notaste que tu tanguita estaba empapada y que tu sexo estaba hirviendo. Lo abrazaste fuerte y frotaste tu sexo contra su pierna. Sentiste de nuevo esa corriente eléctrica que salía de tu clítoris y recorría tu cuerpo entero desde los pies hasta la cabeza. Tú también lo miraste directo a los ojos, le sonreíste, apretaste su mano y moviste tu cabeza en señal de aprobación. Caminaron pausadamente tomados de la mano hacia el estacionamiento. Volteaste para verme por última vez antes de salir de la pista. Esta vez tú me mataste el ojo. Yo te miré y pensé ¡¡Que riiico, amor!! ¡¡Cómetelo enterito!! ¡¡Compórtate como la perrita de la que estoy enamorado y que me encanta!! ¡¡Sentí que mi verga era un hierro al rojo vivo!! Terminé de un trago mi bebida y los seguí, discretamente, hasta el estacionamiento. Y observé lo que estaba pasando. Estaban junto a su enorme camioneta oscura de doble cabina… Se besaban apasionadamente. ¡¡Se comían a besos!! Sus lenguas se movían como serpientes ...
... entrelazadas, como peces hambrientos en sus bocas. Le mordías sus labios gruesos y carnosos y le chupabas con fuerza su lengua, como si fuera un anticipo de esa verga que ya querías tener entre tu boca. En medio de la intensidad del abrazo y de la humedad de los besos, tú le rasguñabas el pecho sobre la camisa y luego pasabas a sus nalgas redondas y duras. El te agarraba todo tu trasero a manos llenas. Ese culo grande y delicioso que tienes apenas llenaba sus manotas toscas y fuertes. Sentías el calor y la aspereza de sus manos en tus nalgotas, piel contra la piel, porque él había metido las manos por debajo de tu vestidito. Cuando el apretaba tu trasero el hilo de tu tanguita se perdía entre la raja profunda de tus nalgas. Tú también quisiste sentir su piel, desfajaste su camisa y metiste tus manos por debajo. Agarrabas y rasgabas su pecho y su espalda ancha y maciza. Los dos se devoraban, se querían comer allí mismo, en ese momento, era imposible evitarlo. Yo busqué un lugar para poder mirarlos a gusto, sin interrumpir. Se siguieron besando, un buen rato. Él buscaba con sus dedos gruesos el hilo mojado de tu tanguita y tu le apretabas su vergota dura por encima del pantalón. Mientras fluían ríos de saliva entre sus bocas, él te acariciaba los labios vaginales con sus dedos húmedos, los recorría de arriba a abajo, se detenía en tu clítoris…¡¡¡Mmmm!!! Después, te metió dos dedos en tu vagina hasta que no pudiste reprimir el gemido que salió de tus entrañas. ¡¡Aaaaah!! Dejándolos ...