1. Ángel y Pedro


    Fecha: 08/02/2019, Categorías: Confesiones Autor: murgis, Fuente: CuentoRelatos

    ... Ángel, por favor…
    
    Ves cómo eres una puta?
    
    Sí, lo sé, pero por Dios, métemelos ya.
    
    Justo cuando terminé de decir eso, Ángel metió, lentamente, la punta de su dedo corazón. Parece que le divertía notar como me estremecía, como mi espalda se arqueaba buscando que me los metiera enteros. Jugaba conmigo, disfrutaba haciéndome sufrir. Le encanta notar cómo me entregaba. El placer que me estaba haciendo sentir era increíble. Sus dedos, ahora totalmente dentro de mí, entraban y salían a una velocidad impresionante, estaba a punto de correrme, y él no paraba. Ahora ya me había subido la camisa y el sujetador y jugaba con mis tetas a su antojo. Era obvio que sabía que eran mi punto débil.
    
    Te gusta, puta?
    
    Sí, vas a hacer que me corra, ahhh, sí…
    
    Córrete puta!
    
    Sí, ahhh, Dios, me corro, me corrooo
    
    Nunca imaginé que mi coño pudiera lubricar tanto. Me sujetaba a su cuello para no caerme al suelo. Me temblaban las piernas, la cabeza me ardía, respiraba con dificultad. Sabía cómo dar placer, eso estaba claro. Me quité la poca ropa que me quedaba. Ya desnuda y sin un ápice de vergüenza ni remordimientos por nada, comencé a desabrocharle los botones de su pantalón. El bulto que se notaba era increíble, y yo estaba como loca por notar de nuevo su polla en mi boca. Pese a que no era la primera vez que le veía la polla, su tamaño volvió a dejarme sin aliento.
    
    ¿Qué? ¿Te gusta lo que ves?
    
    Sí, sabes que sí.
    
    Pues quiero que me comas la polla como una zorra, que me la ...
    ... chupes toda. Quiero verte disfrutar con mi polla en tu boca…
    
    Mmmm, Dios, adoro tu polla Ángel, mmm
    
    Así, sigue puta. Me encanta como lo haces. La chupas perfecto Amalia, uff…
    
    Estaba excitadísima de nuevo. Nunca creí que fuera posible poder llegar al orgasmo sin que me toquen, sólo por estar chupándole la polla a un tío, pero Dios, estaba a punto de correrme, por oír sus gemidos, por ver su cuerpo, por cómo me trataba. Era su puta, él lo sabía y yo también. Ahora entiendo cómo fue que le juré que siempre lo sería… estaba segura que siempre lo sería.
    
    Ufff… levántate, no quiero q esto acabe sin follarte como te mereces…
    
    Me agarró por las axilas y me comió la boca. Aquel beso me encendió más aún si cabe. Era un beso húmedo, grosero, su lengua se movía en mi boca como si le perteneciera. No era sutil, ni romántico. Era salvaje, pero me puso muy, muy cachonda.
    
    Después de comerme la boca me miró a los ojos. Era imposible sostener la mirada de ese hombre, te atravesaba, te hacía temblar y conseguía que hicieras todo lo que él te pedía.
    
    Date la vuelta, zorra!
    
    No pude decirle que no. De hecho, no podía articular palabra. Sabía que me la iba a clavar hasta el fondo, sin piedad, sin romanticismos, a lo bestia. Lo sabía y ni podía ni quería detenerle.
    
    Ahora vas a recordar lo que es que un hombre te folle, será gili, cuando follo con quien me sale el coño.
    
    Me vuelves loca hijo de puta…
    
    Te gusta que juegue con mi polla en la entrada de tu coño?
    
    Sí, ahhh, ...
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