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La familia del marido de mi hermana (21)
Fecha: 27/09/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos
... que no siguiera. - Pero no es tan cabrón como tú, que me pones muy guarra, jajaja. - Otro morreo comiéndome la boca como una loba hambrienta. Mi hermana estaba estupenda, y era difícil resistirse cuando se ponía así. - No deberías jugar con tu matrimonio de esta forma. Se lo viciosilla que eres, y eso te puede hacer acabar mal. - ¡Venga ya! Después de todo lo que me has contado, ¿Qué ojones me van a reprochar esas zorras si se enteran de algo? Empecé a pensar que no tenía que haberle contado nada. Con lo bocazas que era podría liarla gorda. - Ellas son discretas, y espero que tú también lo seas. - Tranquilo, hermanito, no les contaré nada de lo que va a pasar está tarde… aquí, jajaja. - ¡Joder Isa, no me puedo creer que tengas tantas ganas! – seguí dándole largas. - Ni te lo imaginas, hermanito. El otro día, desayunando en el bar de al lado de la pelu, me enrollé con un tío la mar de simpático, y acabamos echando un polvo en la trastienda de la pelu, jajaja. Me levanté de la silla sonriendo con mi cara de cabrón y rápidamente se abrazó a mi cuello estampando sus hermosas tetas contra mi pecho. Todo su cuerpo rezumaba sensualidad y deseo, un deseo voraz y lujurioso que conocía a la perfección. - Pero Isa… Que Ya no tienes dieciocho años. ¿Cómo se te ocurre hacer esas cosas? – le dije con cariño. - Porque cuando huelo a rabo, no me puedo frenar, jajaja. Me encantaba su lenguaje barriobajero, y la verdad es que lo echaba de menos. La ...
... agarré de su exuberante culazo y lo apreté con ganas atrayéndola hacia mi. Restregó sus estupendas tetas, de pezones erectos y punzantes contra mi pecho, y nos fundimos en un largo e incestuoso beso que me hizo recordar esos viejos tiempos en los que follábamos como perros. - Te hecho de menos, hermanito. – me susurró contra los labios. Esos preciosos y carnosos labios seductores me pusieron la polla como un yunque, y ella notó la dureza contra su bajo vientre. Rápidamente se me ocurrió una gracia. - Me echas de menos a mi o a mi polla. - Echo de menos al puto cabrón que eres y esos polvos desgarrados que me echabas. Luis me folla bien, pero no es igual. El no me pone tan perra. Se desabrochó la bata y me mostró su sensual cuerpo desnudo. No llevaba sujetador, y tenía los pezones totalmente empitonados, como a mí me gustaban para comérselos. Las tiras de las pequeñas braguitas se cernían en lo más alto de sus caderas haciéndola los muslos más vistosos y excitantes. El estrecho triángulo de tela que cubría los dos gajos de sabrosa carne dejaba escapar algo de vello por los laterales. Después de echarle una mirada lasciva a todo su cuerpo, le pregunté. - ¿Y esa pelambrera que asoma? - Es que a Luis le gusta comérselo con pelo, jajaja. Me reí con ella y bajé la boca hasta los tirantes pezones. Nada más pasar la lengua por ellos le tembló todo el cuerpo. - Aaaaaah… ¡Joder, hermanito, tú sí que sabes ponerme guarra! - Y es algo que me encanta, pero no ...