Follada después de usar un vibrador
Fecha: 29/09/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: Sarah Dafne, Fuente: CuentoRelatos
... sonrió.
—Esto sí que es una sorpresa.
Me mordí el labio porque no podía hablar. El vibrador se agitaba dentro de mí y la boquita del osito seguía succionándome.
—Todavía no llego a mi cama y ya me la has puesto durísima.
—Esto… aaaah… se siente… maravilloso.
—¿Segura? —Keev se acercó a mí, se sentó en la cama a mi lado y dejó que un delgado hilito de su saliva cayera sobre mi conchita.
Aproveché el gesto y me lubriqué los dedos para seguir tocándome.
—¿Lo tienes puesto también en el recto? —asentí ante su respuesta—. En ese caso, ese culito va a quedar perfecto para una buena follada.
Keev se puso su mano sobre el bulto de su pantalón y comenzó a sobarse mientras me miraba. El tenerlo ahí, sin tocarme y solamente observándome, me hizo sentir todavía más cachonda. Quería que me viera, que se diera cuenta de lo zorrita que me sentía y que si lo deseaba, podía convertirme en su perra.
—A ver, amor, quiero ver ese culito cómo va disfrutando —Keev se colocó en el final de la cama. Me agarró de los tobillos y me levantó solo lo suficiente para ver el jugo que escurría de mi coño y que ya había llegado a mojar el edredón gris. En mi ano, el vibrador se seguía moviendo mientras mi culito lo chupaba.
—¿Te está gustando, zorrita?
—Mucho, papito —le sonreí.
—Me imagino, a las zorras les gusta que les llenen el culo.
Keev se dio la vuelta, se quitó la camisa blanca que llevaba puesta y entonces cogió la cuerda morada con la que amarrábamos las ...
... cortinas del ventanal.
Regresó a mí con una sonrisa y me amarró las manos por encima de mi cabeza. Mis senos se quedaron mirando hacia arriba, con el pezón durito y muy rosita. Rico.
—Quiero que abras más las piernas, así como a las putas cuando les van a partir el coño con una buena follada.
No me lo pensé dos veces y eso hice. Mi esposo se inclinó y me plantó un largo y delicioso beso en la boca dejándome un poco de su saliva y una pequeña mordida en el labio inferior. Estaba caliente, era una perra en celo y ansiaba una buena follada. Después, Keev deslizó sus labios por mi cuello, mi pecho, mis senos y mis costillas. Finalmente se quedó en mi ombligo y me pasó su lengüita alrededor y adentro. Sentí cómo la puntita húmeda iba entrando en mi hoyito y salía. Pero acompañado por las vibraciones del juguete, la sensación era de otro mundo. Keev me besó el estómago, me dio pequeños mordiscos, me echó saliva en el ombligo y terminó haciéndome una succión con marca en la parte baja de mi cadera.
No tenía permitido bajar mis manos amarradas, así que solo pude agarrarme de la almohada con fuerza.
Keev comenzó a quitarse el resto de ropa que tenía puesta y luego se acercó a mí. Su verga estaba parada, apuntando hacia su estómago y con su cabecita toda rosa y rica. Me moría de ganas porque me la metiera hasta dentro, follándome como tanto me gustaba y como la puta que era.
Se acercó a mí, apagó el juguete y después lo retiró. Al hacerlo, un hilo de mi flujo quedó ...