Dayana, mis inicios en el sexo, 5 - Relatos Eróticos

Dayana, mis inicios en el sexo, 5

... falo, el tiempo y las veces que fuera necesario hasta que empezaba a sentir como sus caderas empujaban su miembro como si quisieran atravesar mi garganta, siempre era igual, y ya sabía que el final estaba cerca. Las primeras veces dejaba que se vinieran al aire, pero una vez que agarré el gusto, no dejaba que se perdiera ni una gota de su leche, todo lo tragaba, si había algunas gotas que escurrían, las lengueteaba para tragarlas también. Me paraba y si se habían portado a la altura, tal vez los premiaba enseñándoles mis senos o dejando que vieran por abajo de mis calzones. Si querían algo mas, no tenia mas que pararme y correr; con los pantalones a las rodillas ellos no podían hacer mas que quedarse viendo como me iba. Sin embargo, y dado que la voz se había corrido, era muy fácil que no intentaran pasarse de la raya, después de todo, significaba que no les terminaría su trabajito. Claro que había algunos que realmente me gustaban, los cuales tenían derecho a meter la mano por abajo de mi ropa, tocar mis pechos, acariciar mis pezones, tal vez meter la mano por abajo de mis braguitas y dejarme toda mojada, pero sólo eran dos, bueno, tres.

Aunque me creía muy lista, y sentía que las cosas solo podían salir como yo quería, la verdad es que empece a pecar de confiada. Era mas descarada , habiendo estado con varios chicos ya, y sabiendo que corrían la voz aunque les pidiera discreción, no trataba de disimular a donde nos dirigíamos, ya no cuidaba que alguien nos viera como ...

... antes, y eso estuvo a punto de costarme caro varias veces.

Pues dicho esto, y si seguía con mi plan de ser desflorada por el amante compartido, se me acababa el tiempo; el tendría que regresar a su ciudad de origen, y antes de eso yo quería seducirlo, hacer que se volviera loco por mi, para que hiciéramos lo que yo quisiera, cuando lo quisiera y como yo lo quisiera.

Por supuesto que el quería follarme, como les comenté ya había estado a punto 2 veces, inclusive, ya me había roto el culito y por los pelos no me desvirgo. Pero no quería que fuera el el que tomara la iniciativa, puesto que iba a hacer lo que todos los hombres, gozar el, y si yo lo disfrutaba pues bueno, si no, lástima. Y yo quería que eso fuera exactamente a la inversa. Así que estaba decidida, tenía que actuar con un poco mas de audacia.

Había descubierto que en su primera visita, puso una cámara de video en mi cuarto; haciendo memoria, debía haberme grabado desnudándome, bailando desnuda, masturbándome, ( de hecho ya había visto parte de esas grabaciones pues el muy cínico me dio una memoria con ellas y otras de mi madre, aunque ninguna donde apareciera el. Nada tonto)

La cámara la había dejado donde el la puso, si bien la tenia permanentemente tapada con algún libro, toalla o lo que fuera, aunque cada vez que llegaba a mi cuarto tenia que taparla pues el se encargaba de dejar libre el angulo de la misma, y supongo que creyendo que un día me olvidaría de cubrirla. Pues bien, ese día seria un poquitín ...