La primera vez
Fecha: 29/09/2025,
Categorías:
Lesbianas
Autor: DaddyLickMe, Fuente: TodoRelatos
... habla.
Las manos de la mujer bajaron por su vientre, sus caderas, hasta sus nalgas. Las acarició con firmeza, con cariño. La joven se estremeció.
—¿Y si quiero que se sienta más? —preguntó.
—Entonces tocá como si estuvieras contando una historia. No solo presiones. Escuchá con los dedos.
La joven lo intentó. Tocó el pecho de la mujer, lamió el pezón, lo sostuvo entre los labios. La mujer gemía suave, guiándola con suspiros, con risas, con palabras entrecortadas.
—Así… justo ahí. No pares.
La joven se encendía con cada gesto, cada sonido. Su cuerpo respondía, aprendía, deseaba. Y al final, cuando la mujer se recostó, exhausta y sonriente, la joven se inclinó sobre ella, segura por primera vez.
—Ahora quiero hacerlo yo —dijo, con una sonrisa tímida.
Y lo hizo. Con juego. Con deseo. Con ternura.
La mujer se recostó sobre los almohadones, con el cuerpo relajado, abierto, como si supiera que el deseo también necesita espacio. La joven se sentó a su lado, con las piernas cruzadas, los dedos inquietos sobre la sábana.
—Quiero que me enseñes —dijo, sin rodeos—. Quiero saber cómo se hace. Cómo se toca… cómo se lame… cómo se provoca eso que vos me hiciste sentir.
La mujer la miró con ternura, sin sorpresa. Se incorporó apenas, y le acarició la mejilla.
—No hay una sola forma. Pero podemos jugar. Yo me dejo explorar, y te voy guiando. Como si estuviéramos descubriendo juntas.
La joven tragó saliva. Su mirada se posó en el cuerpo de la mujer, en sus ...
... pechos generosos, en la curva de sus caderas, en el brillo suave de su piel.
—¿Puedo empezar por tus pechos?
—Claro. Sé que te gustan.
La joven se inclinó, y posó las manos sobre ellos. Los sostuvo con cuidado, como si aún no supiera cuánto podía apretar. Sus dedos rodearon la ariola, trazando círculos tímidos. El pezón se endureció bajo su tacto, y ella se detuvo, sorprendida.
—¿Eso está bien?
—Está muy bien. Probá con la lengua. No pienses. Sentí.
La joven lamió el pezón, primero con torpeza, luego con más decisión. La mujer soltó un suspiro, y luego una risa suave.
—¿Qué?
—Nada. Me gusta que seas tan seria. Pero esto también puede ser divertido.
La joven sonrió, nerviosa. Volvió a lamer, más lento, más atento. La mujer se arqueó apenas, y le acarició el cabello.
—Ahora vení —dijo—. Quiero mostrarte algo.
La mujer se incorporó, y la recostó con cuidado. Se inclinó sobre ella, y comenzó a besarle el cuello, luego el pecho pequeño, con pezones que apenas se asomaban. Los lamió con ternura, con juego, con pausa.
—Tus pezones son distintos. Más pequeños. Más sensibles. ¿Sentís esto?
La joven asintió, con los ojos cerrados.
—Mucho.
Las manos de la mujer bajaron por su vientre, sus caderas, hasta sus nalgas. Las acarició con firmeza, con cariño. La joven se estremeció, soltó una risa nerviosa.
—¿Te gusta que te toquen ahí?
—Sí… pero no sé cómo hacerlo yo.
—Entonces tocame. Yo te digo.
La joven lo hizo. Tocó las caderas, el ...