1. Me enamoré de una prostituta


    Fecha: 07/10/2025, Categorías: Hetero Autor: Donner1417, Fuente: CuentoRelatos

    ... fracasos.
    
    Ella a su vez me contaba de un novio que tenía, un hombre divorciado que en realidad no sabía a lo que ella se dedicaba.
    
    —Ya ves, yo te conozco mejor que él —le decía mientras la besaba. Esa era otra ventaja de la confianza y de las tarifas extras, ahora podía besarla como si fuéramos una pareja enamorada.
    
    —No puedo decirle a qué me dedico, me dejaría.
    
    —A mí no me importa a qué te dedicas, yo sólo quiero estar contigo, Patricia, ¿por qué no puedes verlo?
    
    —Ya, guapo, para y mejor ven, siéntate.
    
    Zanjaba ese tipo de conversaciones poniéndose entre mis piernas, lista para mamar y recibir mi semilla en su boca. Sabía que aunque no lo pidiera, yo siempre terminaba pagando extra por sus tratos preferenciales.
    
    Un día le escribí saliendo del trabajo y acordamos un encuentro en el hotel que más nos gustaba. Había salido de una junta importante que fue bastante bien y quería celebrar. Llevé vino y flores.
    
    —Apúrate, mi amor, me urge verte —colgué el teléfono y manejé hasta el hotel.
    
    Ella llegó veinte minutos después. Abrimos la botella de vino y le conté de mi victoria laboral.
    
    —Felicidades, amor —respondió sin mucho entusiasmo y lo noté enseguida.
    
    —¿Qué pasa? —pregunté mientras le besaba los hombros. Comencé a quitarle la ropa con suavidad, disfrutando cada movimiento e intercalando un beso con cada caricia.
    
    —Mi novio descubrió a qué me dedico y terminó conmigo —explicó.
    
    —Lo siento mucho, preciosa, de verdad. Pero ven, no pienses en él. ...
    ... Vamos a disfrutar juntos.
    
    Terminé de desnudarla y la acosté boca arriba. Ella alcanzó su bolsa para extraer un condón.
    
    —Espera —la detuve —aún no.
    
    La abrí de piernas y comencé a lamer su clítoris con muchas ganas. Era mi turno de consentirla.
    
    Su monte de venus estaba cubierto de un vello oscuro y espeso. En alguna ocasión le pedí si se depilaría para mí y lo hizo pero después de ver su coñito depilado, que lucía como un diamante, supe que prefería ese vello que la hacía ver como una mujer de verdad. Madura y caliente.
    
    Le comí el coño durante quince minutos. Ella estaba vuelta loca. Repetía mi nombre y se retorcía de placer. No disminuí el ritmo hasta que sentí su cuerpo contraerse en un orgasmo brutal. En cuanto se disipó la energía, me incorporé sobre ella y la penetré al natural sin decirle nada. Ella reaccionó de inmediato.
    
    —¿Qué haces? No traes condón. Quítate —exigió.
    
    —No puedo Patricia, sabes que te amo como a nadie en el mundo y ahora que estás soltera, ya no tienes que cuidarte de nadie, mucho menos de mí.
    
    —No, Samuel, quítate, salte de mí, ¡así no podemos hacerlo!
    
    —No pasará nada, Patricia, te amo, de verdad, confía en mí, —gruñí mientras comencé a embestirla. Su coño se sentía mucho mejor de lo que había imaginado.
    
    —No, está mal, está mal, salte, por favor —su tono cada vez era más débil.
    
    La tomé del mentón y la obligué a mirarme a los ojos.
    
    —Te amo, Patricia, siempre te he amado. Yo jamás te dejaría, no me importa a qué te dedicas ...