1. Habitación con vistas III - Chueca


    Fecha: 08/10/2025, Categorías: Hetero Autor: ginecoloc0, Fuente: TodoRelatos

    ... con ella, el succionador respondía con una intensidad modulada, subiendo y bajando como si conociera su ritmo interno, Liv dejó escapar un gemido más largo, profundo, lleno de deseo, y no se percató de que ya no estaba sola.
    
    Clara había vuelto antes, No había hecho mucho ruido al entrar, al no escuchar ningún ruido pensó que Liv no estaba, dejo una bolsa de comida japonesa en la cocina, se quitó sus tacones y caminó descalza por el pasillo, en dirección a su habitacion, pero cuando pasó frente a la habitación de la chica, se detuvo.
    
    Un sonido, no era música, no eran palabras, era un gemido claro, húmedo, femenino.
    
    Clara se quedó en silencio, se acercó a la puerta que estaba ligeramente abierta y allí la vio, desnuda, con un aparato directamente en su vulva, y luego… Escuchó otro gemido, más alto, un sonido cargado de placer.
    
    ¡oh mijn god … dit voelt zo goed¡ ( oh dios mio … esto se siente tan bien) dijo la chica mientras se retorcía sobre la cama.
    
    Algo se encogió en el pecho de Clara, su primera reacción fue retirarse y dejar a la joven darse placer tranquilamente, pero no pudo, algo la ancló, se acercó apenas un paso más para ver con mas detalle todo, no era una mujer cotilla, no solía mirar lo privado, pero lo que escuchaba y veía era hipnótico, vivo, bello y puro, ver como una jovencita se daba placer, mientras pensaba que estaba sola.
    
    Y entonces la escuchó decirlo… “Ohhh jaaa, Clara!”
    
    La mujer abrió los ojos, Liv lo había dicho con un suspiro, no ...
    ... como si hablara, sino como si la imaginara y lo viviera, como si su nombre saliera de entre las piernas, cargado de deseo y placer.
    
    Clara no sabía si había escuchado bien, pero entonces, otro gemido, más urgente, como si se le fuera la vida en ello y en ese momento no quedó ninguna duda…
    
    —Oh… Clara… sí…
    
    El ritmo del succionador se adivinaba en la cadencia de la voz, en el temblor del colchón y de sus piernas, y luego, un gemido más profundo, más largo, una súplica ahogada.
    
    Clara se quedó paralizada, sentía el corazón latirle en las sienes y en su vagina, estaba totalmente húmeda, mientras escuchaba a la joven entregarse por completo, y no solo a un juguete, a una imagen mental, tal vez una fantasía, su nombre, pronunciado con lujuria y necesidad.
    
    Y entonces llegó el clímax:
    
    Liv gemía sin pudor ahora, un orgasmo real, húmedo, que le sacudió el abdomen, que la hizo apretar los muslos, que la dejó sin aliento, su cuerpo se estremeció bajo la brisa cálida que venía de la ventana, jadeaba con los ojos cerrados, sin saber que al otro lado de la puerta, una mujer la escuchaba, inmóvil, con la piel erizada y los labios entreabiertos, mientras se apretaba un seno y tocaba levemente su vagina.
    
    Clara vio como desde la vulva de Liv emergió una gran cantidad de flujo, vio como esa sus labios rosas brillaban por el sol que se colaba por la ventana, de cómo tenso todo su cuerpo por unos segundos y luego simplemente se desplomo, como si se desmallara, solo pudo dar un paso ...