1. Mis vacaciones laborales (2)


    Fecha: 09/10/2025, Categorías: Infidelidad Autor: SaulOsorio, Fuente: CuentoRelatos

    ... ¿verdad que sí, güerita?
    
    Pamela: Sí… estuvo bien. – respondió incómoda, mirando a Julio como pidiendo apoyo -.
    
    ¿Eran ellos la pareja que hablaban de la piscina ayer? Iba a preguntar cuando Pamela miró fijo a Julio, y este sin perder tiempo sacó a Sergio con una excusa urgente.
    
    Cuando nos quedamos solos en la cocina, quise confrontarla.
    
    Yo: ¿Por qué Sergio te llama tan cariñosamente?
    
    Pamela: Es su forma de hablar… no lo tomes a mal. Lo dice de forma amistosa.
    
    Ella estaba colorada, evitando mirarme mientras servía el desayuno.
    
    Yo: Ayer escuché mucho sobre la pareja que ganó en la piscina.
    
    Pamela: ¿Cómo qué?
    
    Yo: Que andaban muy cariñosos… ¿Eras tú su pareja?
    
    Pamela: Saúl, por favor, solo jugamos. Ganamos, nos abrazamos y me cargó celebrando. Nada más. – decía sin detenerse en lo que hacía -.
    
    Sonaba convincente, pero su necesidad de escapar de la conversación me hacía dudar.
    
    Yo: ¿Qué olvidaste en su departamento que te trajo?
    
    Pamela: Me trajo un arete… y no empieces, ¿quieres?
    
    En ese momento entró Julio y decidí callar. No quería darle el gusto de escucharme celarla.
    
    Llegamos a la oficina, pero otra vez hubo problemas: detalles mal redactados, montos que no convencían. No cerramos el acuerdo. Julio salió furioso y me culpó.
    
    Yo: Redacté todo con los datos que me diste.
    
    Julio: ¡Pero cómo no revisas los permisos locales! No jodas. Eso nos cagó. ¿Qué le vamos a decir al viejo ahora?
    
    Yo: Que no se pudo. Don Teodoro solo ...
    ... quería tantear terreno acá.
    
    Julio: Eso te dijo a ti… el viejo se va a enojar.
    
    Regresamos al hotel casi sin hablar. Julio se puso a llamar a Don Teodoro. Yo no le di importancia. Mi función había terminado. Me fui directo al cuarto.
    
    Entré, pero Pamela no estaba. “Estará en la terraza nuevamente”, pensé. Me animé a subir después de cambiarme y ponerme un short. Era mi último día y quería disfrutar. Mientras guardaba mis cosas, vi la bolsa que Pamela había dejado en la mañana. Desde lejos pensé que eran los aretes que me mencionó, pero al abrirla descubrí algo que me heló la sangre: una tanga negra. Una que reconocía demasiado bien.
    
    ¿Qué hacía esa prenda en el departamento de Sergio? Más aún, ¿por qué me había mentido diciendo que eran aretes?
    
    Ya no me importaba la piscina ni la fiesta. Salí decidido a encontrarla y obtener respuestas.
    
    En la terraza todo era bullicio: gente en la piscina, otros jugando vóley, algunos bebiendo. Una especie de fiesta improvisada. Pero ni Pamela ni Sergio estaban ahí. A quien sí encontré fue a Joaquín, el joven del buffet.
    
    Joaquín: Estuvieron en la mañana acá esos güeyes, pero ya no los he visto.
    
    Yo: ¿Te refieres a los cariñosos?
    
    Joaquín: Esos güeros, sí.
    
    Yo: Sí, me lo imagino… ¿Y sabes que hicieron hoy?
    
    Joaquín: No mucho güey. No estuvieron juntos hoy.
    
    En eso se acercan los dos otros amigos de Joaquín.
    
    Joaquín: Ey, morra, ¿no has visto a Sergio?
    
    Mariela: Estábamos con él, se acaba de ir hace un rato a ...
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