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Minerva es el erotismo tabú puesto al desnudo (5)
Fecha: 10/10/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Mesalino, Fuente: CuentoRelatos
—Vale…, venga. Lo haré. —Entonces… ¿Haremos cositas ricas delante de mis amigos? Ella sonrió tímidamente y asintió con la cabeza. —¿Y no vas a rechistar como una estrecha? Negó con la cabeza. —Así me gusta, cariño. Le dio un breve beso y con paso ansioso la arrastró de la mano hasta donde estaban los otros universitarios. Nicolau intentaba descifrar el comportamiento ambivalente de Minerva y el negro respecto al gordo y el flaco: Minerva, a espaldas del negro, se dejaba tocar de los otros chicos, pero frente a él los despreciaba. Y el negro, aunque era celoso y posesivo de su trofeo, también quería exhibirlo y poseerlo frente a sus amigos, como si le excitara demostrarles que ella podía ser de él y no de ellos. —Pardillos, prometéis no tocar, ¿verdad? —les preguntó el negro—. Que es mi chica, no la vuestra. —Lo p-prometo. —Te mentiría si te digo que no estoy loco por follarla —dijo el flaco mirando a Minerva—, pero me conformo con mirar y hacerme una paja. Minerva asintió con la cabeza. El negro arrojó su tolla del gimnasio al suelo rocoso y la hizo arrodillar. Como ella le había prometido, lo hizo sin rechistar. Los tres chicos rodearon a Minerva Magnusson. Tras sus bóxeres, los tres penes erectos se cruzaban en sus pelvis como espadas en su funda. El negro desenfundó la suya. La chica se sorprendió cuando el largo y grueso pene saltó como un resorte, haciendo que unos goterones de lubricación transparente salieran despedidos sobre su ...
... rostro y tetas; algo que causó risas a la chica y a todos. —¡Wow! Estás muy lubricado —dijo ella. —Así me pones. Ven, cómeme la polla. Con una mano, Minerva Magnusson tomó el pene por su base. Lo miró. Su piel marrón oscura, su dureza y las venas tortuosas le daban la apariencia de un leño con su corteza. Se lo metió en la boca y empezó a mamarlo; al principio con calma, pero pronto se volvió impetuosa y hambrienta. El pene llenando su boca le impedía que pudiera tragar saliva, por lo que esta se le escapaba por las comisuras de los labios hacia el cuello. Mientras tanto, el flaco y el gordo se quitaron los bóxeres y se empezaron a masturbar alrededor de Minerva. Sin dejar de chupar, ella deslizaba la mirada, alternando entre la polla de la izquierda: corta y gruesa, y la de la derecha: larga y delgada, con una gruesa argolla en el glande. Nicolau Prats, desde su escondite, también se empezó a masturbar. El negro le soltó los broches al sujetador y este se deslizó sedosamente por su piel, dejando al aire a unas tetas que desafiaban la gravedad, y liberando unos pezones de aspecto hinchado, como los de una mujer amamantando gemelos. Tras unos minutos de felación, el negro se impacientó al ver que Minerva no lograba entrar todo su pene en la boca, así que tomo firmemente la cabeza de ella con las dos manos, y empujó su pene hundiéndolo más profundo, hasta que tras tres envites pareció vencer una resistencia y el pene entro en la garganta de la chica, tan profundo, ...