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Minerva es el erotismo tabú puesto al desnudo (5)
Fecha: 10/10/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Mesalino, Fuente: CuentoRelatos
... que su pubis chocó contra los labios de ella. Le dio una arcada, pero él le aguantó el pene así, hasta que le pasó. Luego empezó a follarle la boca de esa manera. Minerva se dejaba follar la boca con la misma docilidad que lo hace una muñeca hinchable. Le sobrevenían algunas arcadas, que hicieron que los ojos se le hicieran agua, humedeciéndole el maquillaje, haciendo que ríos de lágrimas negras serpentearan a lo largo de sus mejillas. Tras unos minutos, tuvo una intensa arcada, por la que le dio unas palmadas al negro en su muslo, y este le retiró el pene de la boca. —Casi me haces vomitar, ¡capullo! —dijo ella tosiendo, y escupiendo la espesa saliva que tenía acumulada en la boca. —Eso no es por mi polla. Es por haber bebido tanto. Ven aquí —le dijo, poniéndola de pie. Él se puso de cuclillas y le bajó el tanga hasta sacársela por los pies. Su vulva estaba lubricada hasta la raíz de los muslos. —Te has puesto cachonda, ¡he! Enséñanos —le dijo subiéndole el pie izquierdo sobre una roca. Ella apoyó una mano en su hombro para no perder el equilibrio—. Eso es, preciosa, así; que mis amigos te vean el coño. Los chicos también se pusieron de cuclillas para ver mejor. —M-menudo c-coño tienes. —Es un coño de guarrilla. Era verdad que no era una vulva corriente, con ese aspecto casi infantil de un ojo cerrado que tienen la mayoría de las chicas. Minerva tenía una vulva exuberante. Sus labios menores, de color rosa pálido, eran redundantes, de tal manera ...
... que sobresalían por entre los labios mayores, impidiendo que la vulva cerrara. En la posición de pie en que se encontraba, los labios menores le colgaban como unos hermosos pendientes. De esa orquídea en esplendor, estaba emanando un cálido y dulce néctar cristalino, que colgaba de los labios en forma de hilos filantes, que todos miraron con detenimiento hasta que los hilos se rompieron y gotearon sobre la superficie rocosa. —N-nunca había v-visto una m-mujer tan mojada. —Tú nunca has visto una mujer desnuda, pardillo —se burló el flaco. El gordo se sonrojó y Minerva lo miró con condescendencia. —¿P-puedo c-comértelo? Minerva hizo el ademán de contestarle, pero el negro habló primero: —¡He! Tu quieto donde estás. Mejor mira y aprende cómo se come una pussy. Así, en cuclillas, el negro pegó sus gruesos labios a la vagina de Minerva, y se llenó su boca de ese clítoris y de esos suculentos labios, y los succiono y lamió como si llevara varios días sin comer. Minerva empezó a exhalar unos breves gemidos, los cuales intentaba contener mordiéndose el índice de su mano libre. Una suave lluvia que humedecía la boca del basquetbolista parecía fluir del fondo de su vagina; misma de la cual, tras unos minutos, explotó una tormenta que empapó la boca de él, y la boca de ella emitió un largo gemido a la vez que las rodillas le tiritaban. El negro se secó la boca con el antebrazo y se puso de pie. —Despejen eso, pardillos. Sus dos amigos quitaron sus mochilas de ...